Los humanos se han convertido, en cuestión de minutos, en zombis.
Caminan en círculos por las zonas que solían habitar, con la mirada
perdida, de forma pacífica, como carcasas de carne vacías, controladas
por un titiritero.
Menos Mateo, él sigue siendo normal e intentará descubrir qué está pasando y recuperar a sus seres queridos.
La situación se va complicando, a medida que van apareciendo nuevos personajes que hacen que Mateo no comprenda nada de lo que está ocurriendo. Un demonio se alza sobre los presuntos zombis y la cosa parece todavía más compleja de lo parecía al principio.