El ejercicio de usar la fachada como página y las paredes como viñetas se había hecho antes y en todo el mundo, pero nadie lo había trabajado tanto, tan rápido y con tantos gags por página (mínimo de 11 gags). La serie se publicó de manera regular durante menos de 10 años, en los años 60 (primera aparición en 1961 en la revista Tío Vivo), pero fue tiempo suficiente para que calase a la memoria de todos para siempre, convirtiendose en una de las series más emblemáticas del cómic español, o la que más para muchos.
La comunidadde 13 Rúe del Percebe representa a todos nuestros vecinos, la convivencia española con toda su diversidad: el pícaro ladrón, la familia numerosa, la abuela de los gatos (y de muchos otros animales), una alcantarilla transitada y… un ascensor roto. Además del trabajo titánico de dibujo -costaba, según decía Ibáñez, 2 o 3 veces más-, rebosan las referencias literarias (Mery Shelly, por el científico que quería crear monstruos), a otros dibujantes (el inquilino que habitaba en la azotea era Manuel Vázquez), y referencias a sus personajes, como Rompetechos o Pepe Gotera y Otilo.