A Tsuda, un día le cambian de pupitre y acaba detrás de Endô, un chico tímido y callado. Gracias a esto, Tsuda se da cuenta por primera vez de su existencia. Su lunar, su cuello, su pelo, los pequeños cambios en sus expresiones.
Tsuda, que nunca se había interesado por nadie, empieza a frustrarse por la distancia que hay entre ellos...