Kuko ve sus creencias tambalearse cuando empieza a dudar de sí misma y de su manera de afrontar el día a día, mientras se pregunta de qué sirve ser fuerte todo el tiempo, si así solo consigue que los demás salgan perjudicados. Por otra parte, al darse cuenta de que está enamorada del joven Outa, Kuko llega a la conclusión de que quizá está siendo demasiado transparente con sus sentimientos... ya que uno de sus grandes temores es que la gente descubra la debilidad y las dudas que comienzan a apoderarse de ella, aunque varias personas de su entorno parezcan negarse a reconocer la realidad que la aflige.