Al igual que Napoleón en 1812, tras sus éxitos espectaculares durante la primera semana de la Operación Barbarroja, durante la cual cercó y destruyó los ejércitos soviéticos desplegados en la frontera, el Grupo de Ejércitos Centro (Heeresgruppe Mitte) alemán tuvo que enfrentarse también a Smolensko, punto central y nudo de comunicaciones crucial en el camino hacia Moscú. La maniobra fue tan rápida como las anteriores. Con el Tercer Panzergruppe de Hoth progresando por el norte y el Segundo Panzergruppe de Guderian atacando por el sur, la ciudad y las numerosas tropas que la defendían, casi cercadas, parecieron condenadas, sin embargo, aunque la ciudad fue conquistada durante la tercera semana de julio, en esta ocasión los alemanes no iban a ser capaces de cerrar la bolsa, cuyos defensores resistieron hasta el 6 de agosto, con la misma facilidad que antes. Las discusiones en torno a cuándo se perdió la guerra en el este, que empezaron señalando la batalla de Kursk en el verano de 1943, luego la de Stalingrado al inicio de ese mismo año y después la de Moscú a finales de 1941, han dado un paso más y han situado Smolensko, apenas dos meses después del inicio de Barbarroja, como el momento crucial, en el que todo pudo suceder. Dos son los factores a tener en cuenta. El primero, los constantes contraataques del Ejército Rojo, cuyas tropas fueron capaces si no de derrotar si de desgastar muy seriamente a los alemanes del Grupo de Ejércitos Centro. Y el segundo, el debate en el seno del alto mando alemán en torno al objetivo siguiente de la invasión: Moscú o Leningrado y Ucrania. Mientras los generales decidían qué hacer a continuación se perdió un tiempo crucial que, sumado al desgaste provocado por los contraataques rusos, iba a suponer el fracaso de toda la Operación Barbarroja.