Todas las personas que han visitado el castillo el 29 de marzo son devoradas cuando Aki incumple las normas y no regresa a casa pasadas las cinco. Esto hace que Kokoro se vea obligada a cruzar el espejo roto para ayudar a sus amigos, se adentre en los recuerdos de cada uno de ellos y llegue finalmente hasta la llave capaz de cumplir su mayor deseo. Tan solo tras desvelar por qué han sido ellos los elegidos y descubrir si pueden volver a encontrarse, un camino hacia el futuro comienza a dibujarse ante los chicos.
Aquí concluye la aventura mágica de Kokoro, Aki, Fûka, Subaru, Masamune, Rion, Ureshino... y, por supuesto, del señor Lobo.