Soma, mi amigo de la infancia, es un bombero ligón que disfruta a tope de la fiesta. Un día mi piso se incendió, y después de ser rescatada por él empezamos a vivir juntos. Tendría que haber estado alerta y mantener las distancias, pero cuando vi las heridas que había sufrido por protegerme del fuego, me acerqué a él sin darme cuenta y ¡sus fuertes brazos me atraparon e hicieron que mi cuerpo se fundiera de placer! Ya no puedo resistirme a su ardiente mirada apasionada.