Sin dejar de sentirse culpable por lo ocurrido, Ayano se va a vivir con la familia de Wataru, su marido. Por otro lado, Akari decide dejar de perseguir una relación sin futuro y, para darle un giro a su vida, se cambia de trabajo y se muda de casa. Sin embargo, por un capricho del destino, ambas acaban siendo vecinas. Y no solo eso, Akari y Wataru empiezan a congeniar.
Un amor que parecía haberse acabado se enciende de nuevo y afectará a todo cuanto lo rodea.