Simultáneamente a los acontecimientos de La noche más oscura, con una miríada de difuntos alzándose como Black Lanterns y atacando a los principales héroes del Universo DC, surge una esperanza para devolver a Bruce Wayne a la vida. El actual Batman, Dick Grayson, viaja a Inglaterra en una aventura junto a Batwoman, el Caballero y la Escudera. Allí, entre pintorescas figuras locales (el peculiar Beefeater, los Coal de Newcastle o la Corte de los Pearly), se produce un fenómeno inaudito. Todo indica que el cadáver del Hombre Murciélago original, rescatado tras Crisis Final por el mismísimo Superman, ha revivido gracias a una Fosa de Lázaro ubicada en territorio británico... ¿o acaso nada es lo que parece? Por su parte, Talia al Ghul, madre del nuevo Robin (Damian Wayne), amenaza con recuperar a su hijo a cualquier precio, y a fe que lo intentará. Además, el camino del Dúo Dinámico se cruza con el del investigador Oberon Sexton... cuya impactante identidad se revela en este mismo volumen.
Prosiguen las andanzas de los nuevos Batman y Robin, y desde luego no lo hacen de manera plácida ni por asomo. Con El caballero más oscuro —una historia en tres partes dibujada por Cameron Stewart (Seaguy)—, el cambio de escenario, de la habitual Gotham City a Reino Unido, distancia a los protagonistas no solo en lo físico. Después, en Batman contra Robin —con Andy Clarke (Grandes autores de Batman: James Robinson - Cara a cara)—, el choque entre ellos tiene lugar bajo la atroz ofensiva de Deathstroke y la Liga de Asesinos. Y todo continúa orquestado por un Grant Morrison en estado de gracia.