Simultáneamente a los acontecimientos de La muerte de la familia, Gotham City atraviesa algunos de los momentos más bajos de su historia. Ajenos o no al conflicto entre el Príncipe Payaso del Crimen y el Caballero Oscuro, los demás delincuentes que la habitan están lejos de permanecer quietos. Por una parte, la figura del Joker adquiere máxima relevancia social e inspira a nuevos asesinos a lo largo y ancho de la geografía urbana, psicópatas que proliferan como hongos y de los que destacan colectivos como la Liga de las Sonrisas y misteriosos líderes como el Juerguista. Por otra parte, uno de los mayores enemigos de Batman, Oswald Cobblepot -alias "el Pingüino"-, se ve inmerso en una espiral decadente causada por alguien que desde sus mismas filas amenaza con lo inconcebible: destronarle. Y es que su imperio parece inesperadamente destinado a caer en manos de ese calculador e impredecible joven, Ignatius Ogilvy... ¿o deberíamos llamarle, por nuestro propio bien, el Pingüino Emperador?.
John Layman, el galardonado creador de Chew y un guionista, editor y rotulista que ha publicado en todas las grandes editoriales norteamericanas de tebeos, toma en estos números el testigo de la renovada cabecera Detective Comics con una excelente acogida de crítica y público. Así, tras los episodios de la serie recopilados en Rostros sombríos, este volumen implica un giro insólito al centrarse en otros villanos, tanto clásicos como inéditos -de Clayface a Rodney Antorcha, de los Punchline a Hiedra Venenosa-, mediante aventuras repletas de tensión, sorpresas y traiciones a cuyo redondo acabado contribuye sin duda el dibujo de Jason Fabok (Liga de la Justicia) y Andy Clarke (Batman y Robin).