Para los indígenas, un mundo se derrumba. Gracias al virtuoso pincel del maestro veneciano Serpieri, algunas de las escenas de esta obra parecen cobrar vida con un realismo casi documental. Como ningún otro, el artista ha sido capaz de devolver la profundidad humana a la mitología del Oeste y poner el acento en el destino de los nativos americanos cuya situación no ha cambiado mucho a lo largo del tiempo. En una construcción tenaz por la memoria, el grafismo de Serpieri restaura los últimos momentos de libertad de la nación india, víctima del avance irresistible de la civilización.