Antes de llegar a la prisión de Abashiri para encontrarse con el artífice de los tatuajes, la compañía de Sugimoto hace un alto en el lago Kussharo con tan mala fortuna de caer en la trampa de un grupo de bandidos ciegos encabezado por uno de los presos fugados. En esta ocasión, los excombatientes tendrán que enfrentarse desarmados a unos enemigos que, gracias a su afilado sentido del oído, juegan con ventaja en un terreno montañoso envuelto en la oscuridad de la noche. Mientras tanto, la Séptima División avanza con decisión bajo las órdenes de Tsurumi, el viejo Hijikata urde sus planes en silencio y los recuerdos que Asirpa guarda de su padre se superponen con la devoción que siente hacia Sugimoto.
¡Son los prolegómenos del asalto que marcará un antes y un después en la trama!