Una serie de extraños asesinatos, caracterizada por lo cruento del estado de las víctimas, se produce en una Gotham City azotada por las inclemencias del invierno sin visos de un vínculo claro entre las muertes... hasta que este resulta ser Wayne Franklin, un prestigioso cirujano aparentemente fallecido en misteriosas circunstancias tras el incendio de su laboratorio, situado en la zona portuaria de la ciudad. Su hermana, la doctora Amina Franklin, no solo trabaja de forma altruista en la clínica de Leslie Thompkins, sino que llegó a compartir una relación con Bruce Wayne, el alter ego del Caballero Oscuro. Por eso cuando ella se ve amenazada por la mafia rusa y la yakuza, y él averigua que los motivos se remontan a la oscura labor de su hermano antes de que desapareciera, Batman no puede evitar protegerla. Aunque eso le lleve a enfrentarse a un temible monstruo de reciente aparición en Gotham, que es también el blanco de ambas organizaciones criminales y que se hace llamar... Grotesk.
Tras el rutilante debut de Grant Morrison y Andy Kubert, con Batman e hijo, quienes nos presentan aquí a un antagonista dispuesto a sumarse a la legendaria galería de villanos del Caballero Oscuro conforman otro equipo creativo de prestigio incontestable. Se trata de John Ostrander y Tom Mandrake, que ya coincidieron en recordadas etapas de dos grandes héroes de DC Comics: el Espectro y el Detective Marciano. Y al igual que en aquellas páginas definían a la perfección a sus protagonistas, en estas demuestran de nuevo su maestría al relatar el origen del infame Grotesk... en una historia repleta de giros y tensión que no deja descansar a Bruce Wayne, ni a los lectores, hasta la última página.