Las guerras de religion zarandean toda Francia. El fanatismo se va instalando pacientemente, incontrolable, devastador, ciego.
En 1562, Elias de Salvaterra, un joven protestante, se suma al ejercito del principe de Conde para intentar encontrar a su hermano y a su hermana, secuestrados por los papistas. Desde las primeras escaramuzas hasta el estallido final de la noche de San Bartolome, llevado como los demas por esta ola de violencia frenetica, se convertira, a su pesar, en el heroe de esta historia.