Clara está al límite. No conecta con su psicóloga, y su exigente currito en una editorial le deja poco tiempo para cuidar de sí misma o para terminar su poemario. Trata de buscar consuelo a su alrededor, y aunque sus amigos le brindan apoyo, a menudo se siente vacía, incapaz de verbalizar una depresión subyacente que la deja inmovilizada y sofoca cualquier intento de levantar cabeza.
Por si desaparezco nos muestra, de manera franca y con una notable inteligencia emocional, cómo la juventud de hoy enfrenta una avalancha de obstáculos en cuanto a salud mental, y cómo sale adelante, teje redes y se sana en comunidad.