Runas en rocas, armas decoradas y barcos de guerra... Los pueblos que vivían en Noruega, Islandia, Suecia o Dinamarca en la Edad Media no nos han dejado templos tan majestuosos como los de los griegos, pero su legado no es menos importante: sus relatos, esas sagas repletas de aventuras, de gigantes, dragones y deidades. ¡Y vaya dioses y diosas! El misterioso Odín, tuerto y clarividente; Thor y su martillo; la poderosa Freya o el astuto Loki... Los dioses de Asgard marcaron el compás de los días y las noches de los escandinavos que los amaban, los temían y les imploraban. Siempre estaban ahí, familiares, pero también imprevisibles, como las tierras frías de las que procedían aquellos a los que llamamos «vikingos». Ha llegado el momento de ir a su encuentro... sin bajar la guardia.