De acuerdo con la información que les da Limris, cónsul del imperio, ¡¿la clave para liberarse de la maldición está en la capital del imperio?! Vald decide emprender ese camino para salvar a Rulca, que ha quedado al borde de la muerte tras el enfrentamiento con los magos malignos, pero en esta ocasión elige transformarse en la bestia demoníaca por voluntad propia. Después de ver cómo Vald toma una decisión en la que puede perderse a sí mismo, una actitud que considera impropia del príncipe de un reino, Havi se enfada muchísimo: «¡¿Por qué no me has pedido ayuda?!». Entonces el hechicero se aleja del grupo con la intención de no volver a cruzar palabra de nuevo con él...