PALOMAR, BIGGER THAN LIFE Luba nunca quiso tener hijos, pero los tendrá, vaya si los tendrá: Maricela, Doralis, Casimira o Guadalupe, hija de padre desconocido , ahora obsesionada con explicarse dónde empieza y termina el fi rmamento. En la foto de familia caben también la prima Ofelia y Petra y Fritzi. Y Socorro, Joselito, Concepción, Diana, Carmen, la sheriff Chelo o Pipo, que se cayó al suelo nada más nacer, se le escurrió al médico, tal vez eso haya dictado el devenir de algunos acontecimientos. Pipo es la chica más guapa del mundo, que le pregunten a Vicente o a cualquier otro. Y luego está Tonantzín. Tonantzín es un mundo aparte, y huele siempre como si acabara de bañarse. También anda suelto un ejército de monos salvajes. Y un asesino en serie! Tal vez alguien que trabaja en la excavación arqueológica, más allá de los árboles. La gente está muriendo, pero ni siquiera eso puede detener la vida en Palomar. Los días transcurren más o menos tranquilos y los años pasan en el pequeño pueblo de Palomar, donde las pasiones son fuego, arrebato y melancolía. Recogen estas páginas la primera tanda cronológica de historietas que Beto Hernandez localizó en el espacio mítico de Palomar, localizado en algún lugar de Centroamérica, al otro lado de la frontera de los Estados Unidos donde un puñado de mujeres y hombres memorables gozan, penan, desfallecen o resisten según la meteorología, la circunstancia y las vicisitudes. Encumbrada como una de las grandes obras del tebeo contemporáneo y celebrada por lectores de tres generaciones, la saga de Palomar es, por méritos continuados, un clásico moderno que en su lectura fl uye con las propiedades adictivas del culebrón sentimental, el corazón enorme de la genuina literatura de personajes y un sentido del humor brujo y cargado de esperanza.