Alicia está tumbada a la orilla del río cuando, de repente, ve un conejo blanco con un reloj. Movida por la curiosidad, decide seguir sus pasos y cae por una extraña madriguera que la lleva al increíble país de las maravillas. Allí, no hay nada que obedezca a las leyes de la lógica: los animales hablan, las cartas de una baraja de naipes son en realidad un ejército de soldados y los gatos sonríen como si fueran personas. A Alicia le esperan unas cuantas situaciones de lo más estrafalarias que convertirán aquella tarde en un momento inolvidable.