El occidente peninsular, entre las cuencas del Duero y el Tajo, estuvo poblado en época prerromana por una serie de pueblos no siempre bien conocidos, cuya etnogénesis nos resulta, muchas veces, complicada de dilucidar. Así pues, vacceos, vettones y lusitanos son los protagonistas de este número. La arqueología nos ha permitido acercar a ellos más allá de lo mitos sobre Viriato y el bandolerismo, la vistosidad de los verracos o las conocidas fíbulas de caballito. Las grandes murallas en algunos asentamientos y los elaborados sistemas defensivos nos permiten adivinar una creciente jerarquización social y la existencia tanto de conflictos como de redes comerciales. Los juguetes, el material doméstico y el ajuar que encontramos en las tumbas, por otro lado, nos deja acercarnos a grupos a veces olvidados, como las mujeres y los niños. La cultura material, con elementos propios y ajenos, nos habla también de viajes, relaciones personales y matrimoniales entre pueblos, tanto como de identidades compartidas, entre vacceos, vettones y lusitanos.