Al comienzo de la novela Las cuatro plumas, el padre de uno de los protagonistas y sus veteranos compañeros de armas se reúnen para contar historias de la Guerra de Crimea, “relatos de muerte, de hazañas arriesgadas, de padecimientos, el hambre y el frío de la nieve”, pues así se caracterizó el asedio de Sebastopol. Tras el desembarco aliado y la batalla de Balaclava, que abordamos en nuestro primer número sobre el conflicto, franceses y británicos esperaban que la ciudad, la principal base rusa del mar Negro, cayese con rapidez, lo que hubiera eliminado de un plumazo al poder del zar en la región. Sin embargo, la empresa devino en una guerra de desgaste en la que se pusieron en práctica innovaciones tecnológicas que cambiarían el curso de la guerra, desde el barco de vapor hasta el telégrafo. Después de Desperta Ferro Historia Moderna n.º 38: La Guerra de Crimea (I). Balaclava, en este segundo número dedicado a la trascendental contienda desfilamos por las batallas que marcaron el asedio de Sebastopol, antecedente directo de la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial, sin olvidar el padecimiento de las tropas en los campamentos enfangados, a merced de las enfermedades y los elementos, ni la transformación del panorama político europeo que propició el desenlace del conflicto, con una Rusia que se vio obligada a redefinir su papel en el mundo y la Francia de Napoleón III como nuevo árbitro europeo.