El año 1066 el cometa Halley se aproximó a la Tierra, invocando en los corazones de muchos el mayor de los terrores ya que, según una creencia extendida, su presencia era augurio inequívoco de una calamidad inminente. Y en efecto, ese fue el caso para un rey, Haroldo de Inglaterra, tuvo que afrontar en aquella señalada fecha dos gravísimas amenazas a su poder: el ataque de los vikingos a su reino desde el norte y, al poco tiempo, la invasión de guerreros normandos que hizo lo propio por el sur. Quien estaba destinado a ser el último rey anglosajón logró repeler con éxito la primera amenaza, pero en el disputado y épico enfrentamiento en la batalla de Hastings, fue el duque normando Guillermo, llamado el Bastardo, quien le arrebató la vida y la corona, cambiando para siempre el destino de Inglaterra.