En este segundo volumen de la serie que dedicamos a la Segunda Guerra Púnica, acompañaremos al ejército cartaginés, tras su conquista de Hispania, desde los Pirineos hasta el Po, en una hazaña logística que implicó el cruce de cauces tan caudalosos como el Ródano o el paso de los Alpes, montañas que hasta la fecha solo un semidiós como Hércules había hollado. Bueno, solo Hércules y los galos, ese enemigo sempiterno de Roma, que acogería a Aníbal con los brazos abiertos y le proporcionaría guerreros con los que cubrir sus bajas. La primera sangre se derramará ya, incluso la de un cónsul, ese Publio Cornelio Escipión, en la batalla del Tesino. La primera sangre de tanta la que sería necesaria para dirimir la pugna entre Roma y Cartago.