"¡Matadlos a todos! Dios reconocerá a los suyos" (Arnaldo Amalrico, legado papal y líder de la cruzada albigense). A principios del siglo XIII los frutos de la política de intervención de los reyes de Aragón en el sur de Francia eran muy evidentes, hasta el punto de gozar allí de mucha mayor influencia que el propio rey de Francia. Fue entonces, en 1209, cuando el papa Inocencio III hizo un llamamiento a una cruzada para erradicar a los herejes cátaros del sur de Francia y reemplazar a quienes, desde su punto de vista, los protegían (la nobleza occitana). Lo que empezó siendo una guerra religiosa se convirtió en un conflicto internacional por la hegemonía regional. En este primer número dedicado a la cruzada albigense abarcaremos los años 1209-1215 aproximadamente, desde su inicio hasta el Concilio de Letrán, dejando para uno próximo el final del conflicto y la erradicación de la herejía en las piras de Montsegur.