La primera vez que las legiones romanas pusieron su bota en Britania fue en tiempos de César; sin embargo, sus dos campañas se tradujeron en el sometimiento de algunos reyes locales, pero no en la ocupación efectiva del territorio. El honor de la conquista de Britania le correspondería al emperador Claudio quien, en el año 43 d. C., lanzó una campaña cuyo objetivo era la anexión de la isla al Imperio romano. En el curso de esta se produjeron espectaculares escenas, como la gran batalla de Medway, o el enfrentamiento de los legionarios con los druidas y sacerdotisas de la isla de Anglesey y, por encima de todo, la violentísima rebelión acaudillada por la reina Boadicea, que a punto estuvo de hacer fracasar el proyecto de Claudio. Además de la narración de estos hechos sorprendentes, en este número trataremos de ofrecer una visión general de la Britania indígena prerromana, así como de su transformación -en mayor o menor medida- en una provincia romana.