“La diplomacia estadounidense tras el 11 de Septiembre” por Thomas H. Johnson (Naval Postgraduate School). Los ataques terroristas que terminaron con la vida de 2996 personas el 11 de Septiembre van a suponer un giro en la política exterior estadounidense, que desde este momento dedicará toda su capacidad diplomática a justificar la guerra contra el terror y buscar aliados para luchar contra los responsables de los atentados y aquellos que les amparaban. Para ello van a actuar a todos los niveles. En las grandes organizaciones internacionales, no DFC14-1tardarán en conseguir el respaldo de la ONU, que condenará los hechos, y de la OTAN, invocándose el Art.º 5, que se refiere a la posibilidad de un ataque directo contra uno de los miembros de la alianza. Pero las acciones no se limitarán a este marco internacional, sino que los estadounidenses van a llegar a acuerdos bilaterales con algunos de los países de la zona, fundamentalmente con Tayikistán, Uzbekistán o Kirguistán, en mayor o menor medida con el apoyo de Rusia; y también con Pakistán, un país que ya llevaba muchos años involucrándose en la situación afgana. El resultado será una “gran coalición” de países, en la que aunque no todos aportarán medios militares de modo efectivo, si apoyarán diplomáticamente las acciones estadounidenses.