La Guerra del Yom Kippur de 1973, también conocida como Guerra de Octubre o del Ramadán con diferentes connotaciones ideológicas, fue la mayor y más equilibrada contienda de todas las que han jalonado el conflicto árabe-israelí desde 1948. También el encuentro de carros de combate más masivo tras la Segunda Guerra Mundial que, además, dejó lecciones universales desde el punto de vista de la doctrina militar, si tenemos en cuenta que Oriente Medio ha sido el teatro de operaciones más influyente del mundo de postguerra. Pero los aspectos militares no explican la totalidad de un conflicto propio de la Guerra Fría en el que los contendientes concibieron y limitaron sus acciones de acuerdo al peso político regional dentro del pulso estratégico más amplio entre las dos superpotencias. Es lo que explica que lo que en esencia terminó en una victoria militar de Israel (a pesar de la sorprendente y meritoria actuación de los ejércitos egipcio y sirio) se tradujera en un triunfo político unánime en los países árabes, mientras que en Israel ha sido fruto de valoraciones encontradas, controvertidas y en ocasiones pesimistas.