Aunque Tiffany tiene madera de bruja y muchas ganas de aprender, aún le falta mucho para ganarse su sombrero de mago. Tiene muy claro que ha heredado las dotes de brujería de su abuela, y a los once anños ya domina unos cuantos trucos. Pero lo que de verdad ansía Tiffany, y es que llegue el día en que pueda lucir un sombrero de bruja negro y puntiagudo. Para eso deberá pasar una temporada con la señorita Level, una anciana hechicera con dos cuerpos que instruye a las aprendices de bruja en su casita de las montañas. Alli las cosas no serán exactamente como Tiffany esperaba, en ningún sentido. Las obligaciones de la brujeriía son más duras y menos fascinantes, y van mucho más allá de capas, trucos de magia y sombreros con estrellas.