Un día Edgar Fremantle, constructor millonario de Minnesota, casado, con dos hijas, está aplastado en su coche por una grúa. Sobrevive pero pierde un brazo y tardará meses en volver a moverse y hablar bien. El accidente le llena de rabia y agresividad y la relación con su mujer (ya bastante desmejorada) no resiste y se separan. Aconsejado por su psiquiatra y terapeuta, se traslada a Florida para buscar un cambio de aires y otra dirección en la vida. Alquila una casa vieja y grande en el cayo Duma (Duma Key) y compra materiales para dibujar y pintar. El arte va a ser su nuevo hobby. Cada día pasea por la playa para recuperar fuerzas y allí conoce a Wireman, el hombre que cuida de la anciana Elizabeth Eastlake, propietaria de toda la isla. Ahora Elizabeth sufre alzhéimer. El otro compañero de Edgar es Jack, a quien ha contratado para hacer todo lo que el no puede todavía: comprar, conducir, etc. La vocación artística de Edgar florece de una manera sorprendente: empieza a pintar como un poseso. Cuando le viene el impulso, lo experimenta como si fuera un cosquilleo en el brazo amputado y no puede resistir. Pinta sobretodo paisajes de mar, paisajes surreales, con niñas pequeñas, muñecas, un barco fantasma. Ni él sabe de dónde le vienen estas imágenes que impactan a todos. Pinta un cuadro tras otro con una velocidad sobrehumana. ...