A Amanda le encanta jugar a TerrÁurea online, el juego de rol multijugador masivo al que dedica la mayor parte de su tiempo libre. En esa realidad puede ser una líder, una luchadora, una heroína; es un espacio donde conocer a gente de todo el mundo y hacer amigos.
Pero las cosas se complican cuando se hace amiga de un «granjero», un pobre chico chino cuyo avatar en el juego cosecha ilícitamente objetos valiosos para luego venderlos a jugadores de países desarrollados a los que les sobra el dinero. A pesar de ser un comportamiento que va en contra de las normas de TerrÁurea, Amanda pronto comprende que las diferencias entre el bien y el mal no quedan tan claras cuando está en juego el sustento real de una persona real.