La Segunda Guerra Mundial no ha terminado aún, pero el Fantasma ya ha cumplido con su participación activa tras la larga aventura contra los ejércitos japoneses invasores que vimos en nuestro libro anterior.
Comienza un nuevo ciclo. Con Ray Moore en la guerra, es su ayudante Wilson McCoy quien se encarga de sustituirlo, al principio imitando su estilo, y más adelante desarrollando el suyo propio, naif e inconfundible. McCoy optimiza sus recursos y ofrece una narración clara y directa, un recital de recursos sencillos pero enormemente efectivos.
A su rueda, posiblemente, Lee Falk deja hablar al dibujante. Y el dibujante entrega un interesante juego escénico donde la palabra no estorba. McCoy se revela como un maestro de las viñetas en silencio.