La eterna lucha entre Megalex, la biotecnología y la antigua civilización de Giradiós continúa.
La ciudad de Megalex es de una perfección industrial. Se ha extendido por casi todo el planeta, arrasando todo lo que sea natural, azaroso, anómalo. Megalex funciona acertadamente, con la perfección de lo artificial. La policía es clonada para que sean todos iguales, perfectos, y puedan pelear por Megalex durante sus cuatrocientos días de vida. Este es un mundo feliz, como diría Aldous Huxley. Quedan todavía algunos focos de Naturaleza, principalmente el Bosque de Chem, una selva consciente que intenta sabotear el avance imparable de Megalex, mientras espera al Geomesías. En este mundo debe sobrevivir un clon policial clonado defectuosamente, con el tamaño de un gigante. Solo el amor que sienten Zerain y Kavatah puede acabar con esta espiral de odio y destrucción.