Podemos ver en Lapinot y las zanahorias de la Patagonia una suerte de manifiesto: Lewis Trondheim, su autor, se distancia de los dictados gráficos tradicionales, de las puestas en escena enfáticas o de las temáticas viriles. Es un sorprendente work in progress, un relato iniciático urbano-fantástico-burlesco en el que vemos el nacimiento de un autor, de un estilo y de algunas elecciones narrativas. Trondheim es uno de los fundadores del grupo que prefigurará la nueva “bande dessinée” francófona.