Ojo de Halcón: reseña del cómic en el que se inspira la serie
Jesús Delgado
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“Ojo de Halcón'' es el cómic ganador de un Eisner de Matt Fraction y David Aja que inspirará la serie del superhéroe arquero de Disney +. En esta reseña lo recordamos.
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En noviembre, Disney + culmina su plan de series de Marvel Studios. Tras “WandaVision”, “Falcon y El Soldado de Invierno”, “Loki” y “What if…?” nos llega la última propuesta de la plataforma VOD: la serie dedicada a Ojo de Halcón.
Como ya sabrás, esta serie de Disney + y Marvel Studios retoma la versión del Universo Cinematográfico de Marvel del arquero de Los Vengadores Clint Barton, alias Ojo de Halcón, al que da vida Jeremy Renner. Junto a él, estará la otra Ojo de Halcón de los cómics, Kate Bishop, que será interpretada por Hailee Steinfeld.
Pero quizá lo que no sepas es que esta serie (titulada en EEUU “Hawkeye”) está basada en uno de los mejores cómics del personaje y de Marvel Cómics: el “Ojo de Halcón” de Matt Fraction y David Aja. Un título que, junto a “La Visión” de Tom King (cuya review puedes leer aquí), está considerado de lo más granado de la Casa de las Ideas en la pasada década.
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Sin hacerle ascos a la etapa de Jeff Lemire y otros cómics protagonizados por los dos Ojo de Halcón, hemos creído conveniente hablar de este cómic en concreto, ganador de varios premios Eisner a lo largo de varias ediciones. Su primer galardón llegó en 2013, premiando a David Aja como portadista, premio que repitió en la siguiente edición. Cabe decir que 2014 fue el gran año de los Eisner para la colección, ya que cosechó el premio a mejor One-Shot (por el nº11 de la colección, “Pizza is my business”) y el premio a mejor serie regular. ¡Nada mal!
Si a esto añadimos que en 2013 y 2014 ganó también sendos premios Harvey, entenderás que tenemos entre manos un cómic que ha ganado el equivalente comiquero a los Óscar y a los Globos de Oro en varias ediciones. Un hito que, por cierto, pocas obras han conseguido.
Y, dicho esto, podemos entrar al lío.
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¡Hola, Ojo de Halcón!
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Para entender el éxito de Ojo de Halcón hay que entender el momento en el que llega. Para empezar, no es el primer volumen de las aventuras de un “Ojo de Halcón”. Previamente, y a lo largo de las décadas, Marvel ya había publicado diversas miniseries dedicadas a Clint Barton. ¿Entonces qué tiene esta de diferente?
De entrada, su planteamiento. Originalmente, este, el cuarto volumen de todas las miniseries del personaje, se publicó en 2012 en EEUU y aguantó el tirón hasta el 2015, durante más de una veintena de números, en los que se narra una historia cerrada y autoconclusiva (aunque con final abierto y que brindaría expresamente la posibilidad de secuelas a otros autores). Su premisa es bien sencilla: ¿qué hace Clint Barton cuando no está con los Vengadores salvando el mundo?
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La respuesta a esta cuestión la tenemos ya en el primer número, después de que Clint se haya pegado un buen golpe, saltando de un edificio al vacío durante una pelea. Convaleciente de sus heridas, el héroe regresa a su piso de divorciado para descubrir que la Mafia Rusa está expulsando a sus vecinos.
Sin poder recurrir a sus amigos Vengadores y siendo, según ciertos parámetros, el “Vengador más débil”, Clint decide actuar por su cuenta. Sin embargo, la cosa pronto acaba descarrilando y su pulso con la organización criminal le llevan a Kate Bishop y a él a trabar enfrentamiento con la Maggia (una versión de la Mafia Internacional de Marvel Comics y de la que forman parte gente tan “recomendable” como Kingpin, Nefaria, el Búho, Mr. Negativo o Madame Máscara). Esto no hará sino recrudecer el conflicto más todavía, añadiendo una buena lista de problemas para ambos héroes.
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Y hasta aquí la sinopsis. Si quieres saber más y cómo acaba la cosa, te recomendamos que leas la colección completa de este “Ojo de Halcón”, recopilada en un único tomo integral que, como golosina adicional, viene con algunos extras muy suculentos.
Pero, mientras, permítenos que te expliquemos los otros motivos por los que este ha sido uno de los grandes Must-Read de Marvel de la década de 2010 y por qué, además, es un cómic muy diferente.
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Una imagen vale más que mil palabras
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Marvel Comics tiene muy clara su producción. En general, sus historias son espectaculares, grandilocuentes y con una estética que, desde hace 20 años, vira hacia un realismo visual casi cinematográfico. Este producto “palomitero” funciona muy bien y es uno de sus pilares.
Sin embargo, a veces también apuesta por otro enfoque, y se fija en el cómic independiente americano y en el formato europeo para la edición de títulos “diferentes” o frescos. Desde el “Alias (Jessica Jones”) de Bendis y Gaydos hasta los “FF” de Fraction y Alreed, pasando por ideas “locas” como el “Estela Plateada” de Moebius, o aquel “Mujeres en Peligro” de Manara y Claremont, son solo algunos ejemplos que se nos ocurren. Pero hay muchos, muchos más.
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Pues bien, el cómic de “Ojo de Halcón” de Fraction y Aja se encuentra en este segundo saco. Pero hay que tener en cuenta que nunca dos tipos de cómic de este grupo son iguales (o casi nunca). En este sentido, la propuesta que nos ocupa oscila precisamente al cómic independiente americano y, también sirve como pipeta de pruebas para hacer cosas que, aunque probadas ya en otros títulos, resultan un poco experimentales.
Por un lado, tenemos a David Aja. Su estilo no es un desconocido de Marvel y se encuadra perfectamente dentro de una estética orientada tanto para el público joven, que busca un poco más, como el adulto, que disfruta de cierta sobriedad visual pero una gran concreción narrativa y de acciones (sin sacrificar espectáculo). Sin embargo, en Ojo de Halcón Aja va más a por un estilo esquemático que apuesta por representaciones claras y secuenciadas de forma ordenada que a por una composición de plano grandilocuente. En parte, esto también se debe al color, pero ya volveremos a esto más tarde.
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Aunado a este estilo, tenemos la propia narrativa impuesta por Fraction, en el que la imagen dice más que las palabras (es decir, los bocadillos) y apuesta por una narración esquemática que, en muchos casos, puede leerse únicamente interpretando la imagen y lo que en ella ocurre. Esto viene dado de la mano del tratamiento del concepto de la ausencia de sonido, que desarrollará en uno de los temas satélites de la obra: la sordera y la sordomudez y cómo se traduce esta situación de la vida cotidiana al lenguaje de cómic.
Todo ello, creemos que sea posiblemente una decisión tomada adrede, que busca también concienciar sobre esta situación de discapacidad. Sobre todo porque Ojo de Halcón es uno de los superhéroes Marvel que representan al colectivo Personas en Situación de Discapacidad y que ayuda a recordarnos que la ausencia de un sentido o una capacidad no es una barrera para ser “súper”.
Así, Fraction y Aja forjan un relato limpio y claro (pero no ausente de idas y venidas, ni de flashbacks), salpicado de sutiles referencias visuales, en el que se ahonda en una historia de corte criminal en donde una sola viñeta puede ser la clave que explique un capítulo entero si atendemos con cuidado a lo que nos están queriendo representar.
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Expresado así, parece que estamos hablando de una suerte de cómic sesudo y que ofrece muchas barreras de entrada. ¡Pero todo lo contrario! La magia que, además, tiene esta obra es la de que resulta muy accesible. Incluso si no existe familiaridad con el universo Marvel y sus personajes, su planteamiento, fondo y desarrollo lo hace tremendamente sencillo. Incluso para aquellos perfiles que carezcan del llamado “callo lector”.
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Esto es un trabajo de equipo
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Y, llegados a esto, hemos de hacer un inciso. Ciertamente, Fraction y Aja son los pilares centrales, pero no son los únicos artistas involucrados. Normalmente, la gente olvida al resto del equipo y colaboradores y esto es, a nuestro entender, un desliz bastante feo.
Ojo de Halcón cuenta con un valor que muchas veces se omite, cegados por el magnífico trabajo del equipo formado por Fraction y Aja (quienes, recordemos, ya habían colaborado en el magnífico “El Inmortal Puño de Hierro” con resultados distintos pero igualmente gratos). Nos referimos al colorista Matt Hollingsworth, quien colorea prácticamente toda la colección.
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Hollingsworth es un profesional con mucho oficio y larga trayectoria, que sabe lo que hace. Y, precisamente, su labor cimenta el relato del tándem Fraction/Aja, con una paleta de colores que da cohesión al relato, haciendo, primero, que exista una atmósfera y un ambiente común entre episodios, y, segundo, homogeneizando de forma visual toda la historia. Lo cual es de agradecer, sobre todo, porque en números especiales (como Anuales) tenemos la presencia de otros dibujantes que toman cautelarmente el relevo de los lápices.
En este sentido, el colorista es una pieza destacada más. Si bien es cierto que apuesta por una especie de parquedad, apostando por unos tonos concretos de unos pocos colores para colorear toda la serie, su uso de estos es excepcional. Principalmente, porque el color se convierte en protagonista y el equivalente a los leit motiv musicales. Es decir, cada color en la historia tiene un significado y también representa un tema concreto: el morado a los Ojo de Halcón, el color vino a los rusos, etc… A poco que lo explores descubrirás que su uso es tremendamente sutil pero inteligente.
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Por otro lado, también hemos de hablar de los artistas “invitados”: Annie Wu (“Canario Negro”) se encarga de las partes dedicadas a Kate Bishop, diferenciando estéticamente sus aventuras de las de Clint durante el momento en el que sus arcos se bifurcan, y relevando, a su vez a Francesco Francavilla (“Batman: La llave maestra”) de esta labor. En ambos casos, tenemos a dos artistas muy completos, cuyos estilos se complementan con el de Aja.
Si bien ambos se diferencian en cuanto estilo y planteamiento, se solapan lo suficiente al trabajo del equipo creativo original como para “refrescar” el ojo del lector con propuestas visuales alternativas, sin llegar a rompe estéticamente la narración, acercándose en la medida de lo posible al enfoque original de la obra.
Mención aparte, también merece la pena hablar del artista invitado Chris Eliopoulos, que, influenciado por Bill Watterson (“Calvin & Hobbes”), nos presenta una versión festiva de superhéroes festivos a modo de paréntesis que relaja el drama que se desarrolla en toda el cómic.
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Conclusión: tienes que leer esto
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No nos vamos por las ramas. Estamos ante una obra muy completa y redonda, realizada con mimo y un gusto que roza lo artesano, muy a pesar de editarse en un sello especializado en “cómic blockbuster”.
Como hemos dicho, no estamos ante un cómic que reinventase ni sentara un antes ni un después, pero sí que vertió técnicas anteriormente aplicadas por otros autores, a modo de experimentación, proponiendo algo diferente en su momento y que, además, ha envejecido muy bien. Que, además, esté soberbiamente escrito, equilibrando humor y drama sin que el interés decaiga capítulo a capítulo y que, encima, sepa hacer malabares con el tono y el enfoque de las situaciones, lo convierte en una lectura recomendada.
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De hecho, estamos tan seguros de que lo vas a disfrutar como si fuera una golosina, que casi ponemos la mano en el fuego al decir que es posible que le cojas mucho gusto a Ojo de Halcón, tanto a Clint como Kate. Tanto que después quieras hacernos una visita en nuestro local de Akira Comics, para preguntarnos acerca de más cómics sobre este par de arqueros. ¡No lo dudes! Ven a vernos, estaremos encantados de ayudarte a conocer mejor a los dos Ojo de Halcón.
Si quieres conocer más cosas sobre Kate Bishop, recuerda que también tienes un interesante vídeo sobre ella en nuestro canal de Youtube: