La fantasía heroica en el cómic europeo

Al pensar en el concepto de “fantasía heroica” o “fantasía épica” en el mundo del cómic todos pensamos automáticamente en una obra muy específica: “Conan”. Sin embargo, el registro de la fantasía heroica en el cómic europeo es muy diferente e, incluso, es muy posible que muchos de los presentes hayan disfrutado de obras de este género sin haber sido del todo conscientes de ello.

Así que, como siempre digo –y espero que se convierta en el lema de estos artículos-, como en Akira Cómics nos gusta hacer las cosas de manera distinta… ¡vamos a estudiarlo un poco y a dar ejemplos! ¡Al lío!

Vamos a intentar acotar al máximo la definición: la fantasía heroica es la evolución de un héroe que afronta una especie de viaje iniciático que conlleva su evolución y desarrollo al enfrentarse a las fuerzas antagonistas dentro de un mundo con un trasfondo ambientado en un carácter medievaloide o antiguo –en ocasiones, incluso, puede resultar indefinido, o con elementos clasificables dentro de la novela gótica e, incluso, gotitas de space opera–, y con un potente aporte mágico y mitológico.

Sin embargo, los elementos posibles y los fantásticos armonizan entre sí. Otro elemento significativo es que el viaje y la evolución del héroe no tienen por qué ser el elemento en torno al que se articula el devenir del mundo fantástico, sino que puede resultar una circunstancia más dentro de la vorágine de acontecimientos que devora al fantástico mundo que lo rodea. Y, atención… ¡no tiene por qué tener éxito, ni en su misión ni en su camino!

Otro elemento distintivo –que no tiene por qué darse siempre– es que el héroe suele serlo por accidente: tiende a ser una persona convencional hasta que las circunstancias le obligan a ponerse en camino. Suelen, además, esconder mensajes ejemplarizantes.

Para entendernos usando un ejemplo que todos conocemos: en “El Señor de los anillos” observamos el viaje y la evolución de un buen puñado de héroes (Eowyn, Legolas, Aragorn, Sam…), aunque sabemos que el protagonista y centro de la trama es Frodo. Todos estos héroes buscan su lugar dentro de los acontecimientos que sacuden la Tierra Media independientemente del hilo argumental que pueda afectar a otros. Creo que resulta bastante ilustrativo.

Por otra parte, la fantasía heroica tiende a beber de las epopeyas antiguas, como pueden serlo las sagas nórdicas, el mito artúrico y diversos elementos procedentes de las distintas leyendas épicas antiguas europeas, así como que tienden a estar aderezadas con elementos históricos para facilitar un mayor realismo de presentación.

Sin embargo, el término espada y brujería no encaja totalmente en esta definición por varias razones: en primer lugar, podríamos decir que es un término de origen cinematográfico que se forjó para definir el género de una serie de películas que se pusieron de moda durante la segunda mitad de la década de los años 70 y la primera de los años 80 del siglo pasado.

 Y, en segundo lugar, por tener un desarrollo mucho más plano: el contenido de la trama está atado a la magia y a la pericia del héroe sin que el entorno tenga más importancia que servirle de marco, y no tenemos que preocuparnos de si el héroe tendrá o no éxito… sino esperar a que lo tenga. Son tramas que tiran mucho de estereotipo buscando entretenimiento simple, sin más.

Resumiéndolo en una frase: si bien toda la espada y brujería puede ser clasificada como fantasía heroica, no toda la fantasía heroica es espada y brujería.

Dicho de manera muy grosera: la fantasía heroica europea está mucho más ligada a la tierra que la americana. Como bien indica José Miguel Pallarés en el artículo “Cuestión de escena” que se publicó en el número 1 de “Conan: la leyenda” (junio del 2005):

Otro testimonio bastante curioso sobre el concepto de fantasía heroica americana es el que, sobre “Conan”, dio Fritz Leiber allá por el año 1966:

En definitiva: la fantasía heroica europea se trata con cariño utilizando elementos mitológicos e históricos que resultan conocidos gracias a la Historia antigua y medieval. Es común la utilización de elementos correspondientes al periodo de la antigüedad tardía, ya que al ser un intervalo de tiempo relativamente poco estudiado, supone una mina de ideas muy atrayentes.

El contenido resulta, al menos, vagamente conocido, y es sencillo para el lector europeo identificarse con los marcos, personajes, criaturas y situaciones al movernos dentro de un imaginario común de nuestras leyendas.

La americana, en cambio, se centra más en el personaje y el curso de la acción en vez de la evolución de un entorno creíble fundamentado en elementos históricos y mitologías preexistentes.

Recordemos, además, que los Estados Unidos no han tenido una Edad Antigua ni una Edad Media, al menos tal y como las vivimos en Europa; y se parte siempre de una visión más folklórica e idealizada. En definitiva: no es algo “suyo”.

¡Muchas cosas!

Recuerdo que yo me inicié con dos títulos que quedaron tristemente inconclusos y que ahora espero que alguna editorial reedite: “El juramento del ámbar”, de Contremarche y Lauffray; y “El último lobo de Oz” de Lidwine… ambos cancelados sin terminar al cancelar Planeta su “Colección Europa”. ¡Pero había muchas más opciones! De momento, para vosotros, lectores del blog de Akira Cómics, os presentamos una selección.

Echaréis muchos títulos en falta. Pero ya os informamos que dejaremos fuera joyas como el excelente “Siegfried” de Alex Alice –por ser una adaptación directa del “Anillo de los nibelungos”-; o el “Beowulf” de Santiago García y David Rubín junto al impecable “Asgard” de Dorison y Meyer –que adaptan los mitos nórdicos-.

Dejaremos también aparte una joya de la fantasía heroica dejada por los británicos Chris Claremont y John Bolton basada en el mito artúrico: “El dragón negro”, dibujada con un aire más arcaizante. Nos centraremos en entornos puramente fantásticos con la tristeza de que no haya sido reeditada la fantástica versión de “El Señor de los Anillos” que en su día dibujó Luis Bermejo Rojo y publicó Toutain. Sin más, vamos al lío.

Comenzaremos la lista con dos clásicos: “La balada de las landas perdidas”, de Jean Dufaux y Beatrice Tillier; y “El gran poder del Chninkel”, de Rosinski y Van Hamme.

La primera, una historia de caballeros que luchan contra un destino marcado, brujas, honor, amor, conspiraciones y artes oscuras; mientras que el segundo versa sobre las vicisitudes de uno de los últimos exponentes de una raza en un mundo inmerso en guerras cíclicas cuyo origen nadie recuerda.

¡Por cierto! Ya que hemos hablado de Rosinski y Van Hamme, mencionemos medio de puntillas a otro coloso de este género en Europa: “Thorgal” que, aunque también bebe de la mitología nórdica, supone un ejemplo en cuanto al viaje y la evolución del héroe, amén de que ha generado muchas historias paralelas que siguen publicándose.

Otro gran clásico, aunque más moderno, es “La búsqueda del pájaro del tiempo”, de Le Tendre y Loisel: una joven princesa con dotes de hechicera recibe sobre sus hombros la carga de librar mediante sus artes a su mundo de la destrucción a manos de un dios y, con ese motivo, inicia un viaje para poder llevarlo a cabo.

La última sensación dentro del mundo de la fantasía heroica son las series “Elfos”, “Enanos” y “Orcos y goblins”, dibujados por primeras figuras dentro del mundo del cómic europeo como Pierre-Denis Goux, Olivier Peru o Bojan Bukic.

Las razas más arquetípicas de los mundos de fantasía épica tratadas de manera muy inteligente, con héroes muy creíbles que desarrollan sus capacidades y aventuras independientemente de los demás dentro de un entorno común. ¡Y llegará alguna raza más todavía!

De nuevo para los amantes de los clásicos, no olvidemos la fidelísima adaptación de “Elric”, de Julien Blondel, Didier Poli y Robin Recht:  la saga de Elric de Melniboné adaptada al cómic con un impactante, detallado y expresivo dibujo… y no nos dejemos la que en su día hizo Roy Thomas, aunque tenga un registro más vintage.

Y sería injusto no mencionar la riqueza del mundo al que pertenece “Lanfeust de Troy”, creado por Christophe Arleston y Didier Tarquin, que comenzó con las andanzas de un aprendiz a caballero y que se ha ido expandiendo con múltiples historias complementarias: un mundo fresco, dinámico, joven y divertido ideal para la juventud quinceañera.  

Cerraremos esta lista con un clásico español: “Los reyes elfos: la saga de Ehren Heldentodsson”, de Víctor Santos (de rabiosa actualidad por “Polar”): ambientado en la mitología nórdica, las viejas razas y las antiguas creencias luchan por recuperar el terreno que el cristianismo les está robando, aun a costa del destino de los humanos.

Como ya indicamos al principio, hay muchos ejemplos que han quedado fuera, y que os invitamos a compartir con nosotros para ampliar opciones (ya sabéis que es imposible abarcarlo todo en el limitado espacio de un artículo), pero en parte es debido a que…

¡Naturalmente que sí! El problema es que el tratar un tema como este merecería otro artículo, amén de que el planteamiento de la fantasía heroica española –salvo alguna notable excepción- tira mucho al planteamiento americano.

Muchos pensaréis: ¿Y eso? Pues por una razón muy sencilla: la generación que tuvo el primer contacto con el género en España era aquella acostumbrada a leer cómics de héroes de espada, tales como “El guerrero del antifaz”, “El capitán Trueno”, “El corsario de hierro”, “Jabato”… así que la llegada de los primeros cómics de “Conan” supuso un género parcialmente conocido que, a la vez, era un soplo de aire fresco.

Se podría decir que el lector español entró en los cómics de fantasía heroica no por la vía de la fantasía, sino por la vía de la espada, buscando esos registros familiares de luchas por la justicia. Hasta tal punto enraizó en los lectores españoles, que la mayor parte de los autores adquirieron un registro “proto-Conan”, y se dieron circunstancias tan curiosas como que los cómics de “Conan” puedan seguirse editando mundialmente gracias a la existencia y conservación de los fotolitos españoles.

Como ya hemos indicado, hay honrosas excepciones como la saga de “El mercenario”, de Vicente Segrelles; o el “Haxtur”, de Víctor de la Fuente. Ambas con un registro mucho más europeo.

Sin embargo, lo habitual era encontrarse con representaciones y tramas “a la americana”: “Haggart” y “Mathai-Dor”, de Víctor de la Fuente; “Dax, el guerrero”, de Esteban Maroto; “Andrax”, de Miquel Cusso y Jordi Bernet (sí, el autor de “Torpedo” hizo también sus pinitos en este género); el “Manos: guerrero indómito”, en el que Antonio Correa fusilaba sin vergüenza alguna dibujos de Byrne y Víctor de la Fuente; “Kronan” y “El brazo de Dios”, de Jaime Brocal Remohí; o, para terminar, el “Bram el yakoi” de Miguel Ángel Cáceres y J. M. Pallarés.

¡OJO! Insisto: si bien es cierto que buena parte de todos estos trabajos mencionados se hicieron para distintos mercados europeos, subrayo que los “americanizados” son los estilos de dibujo y narrativo. Como ya os dije, el tema de la fantasía heroica en el cómic español daría para otro artículo.

En todo caso, espero haberos podido descubrir nuevos títulos y opciones para ampliar vuestras estanterías con estas muestras de fantasía heroica de corte europeo. Y, como siempre, en vuestra tienda amiga estaremos encantados de asesoraros al respecto e intercambiar impresiones con vosotros.

Imágenes | Akira Cómics.