Doctor Strange en el Multiverso de la Locura: Crítica sin spoilers

09/05/2022
  • “Doctor Strange en el Multiverso de la Locura” ya está en cines. Analizamos la nueva película de Sam Raimi para Marvel Studios protagonizada por Benedict Cumberbatch.

  • El Doctor Extraño de Benedict Cumberbatch ha regresado a los cines conDoctor Strange en el Multiverso de la Locura, la segunda entrega cinematográfica de las aventuras del Hechicero Supremo de Marvel Comics. Esta vez, bajo la dirección de Sam Raimi, responsable de las películas de terror de culto de Evil Deady de la trilogía original de Spider-Man de los años 2000.

    La nueva película arranca unos meses después del macro crossover arácnido y marvelita de “Spider-Man: No Way Home”. Tras zanjar la crisis multiversal, el Doctor Stephen Strange (Cumberbatch) se ha convertido en una figura pública y un superhéroe reconocido a nivel internacional. Un rol complicado, complicado, debido a su papel como protector de la Tierra y miembro de los Hechiceros Supremos, liderados ahora por Wong (Benedict Wong).

  • Sin embargo, cuando una joven llamada América Chávez (Xochitl Gomez) llegue hasta él, Strange deberá embarcarse en su más demencial aventura. Para llegar a buen puerto habrá que recurrir a Wanda Maximoff (Elisabeth Olsen), quien alberga la clave para detener una amenaza que podría acabar no solo con su realidad, sino con las infinitas que forman el multiverso.

    Y hasta aquí, la sinopsis. Si no has ido al cine a verla, no vamos a estropearte nada de esta divertida película de terror fantástico, que hace honor a su título en cuanto a locura se refiere.

    Lo que sí haremos será hablarte de ella en la siguiente crítica, tratando de evitar todos los spoilers y destripes posibles.

  • Serie-B para amantes de la serie-B… ¡y del cómic!

  • Hemos leído varias de las collejas que ha recibido “Doctor Strange en el Multiverso de la Locura” por parte de ciertos “medios serios”. Y diremos que nos parecen bastante injustas. Alejándose del enfoque épico de “Vengadores: Endgame”, del talante pseudo experimental de “Caballero Luna” o de la fiesta del homenaje que fue la última película del Trepamuros, Sam Raimi apuesta por un filme de poso retro que homenajea el género de terror dentro de los límites impuestos por Marvel Studios, con un escenario y un fondo muy de serie-B. Y creemos que se debe ser consciente de ello antes de entrar a destriparla.

  • Partiendo desde esta premisa, hemos de asumir que estamos ante un filme fantástico que bien podría tutearse con muchas producciones propias de Sitges, de no ser porque estamos hablando de una cinta de Marvel Studios. Una etiqueta que para lo malo y lo bueno marca, ya que de forma congénita implica unas exigencias irreales por parte de un sector del fandom y de los medios de comunicación.

    De hecho, su etiquetación como “peli de superhéroes” también trae consigo unos prejuicios por parte de ciertos críticos clasistas para los que el “buen cine murió en los años 80”.  Para estos, si una película no se adapta a unas reglas muy constreñidas que vienen marcadas por una camarilla endogámica y bastante divorciada (y orgullosa de ello) de la realidad del cómic, queda automáticamente catalogada como “mala”.

    Por triste que suene, aún se considera en ciertos sectores que el cine de superhéroes es un género menor. Esto ha hecho que se extienda la falacia de que toda película de “personajes con capa” tienen que seguir las pautas de un director de “sudokus cinematográficos” si quiere considerarse digna. Un error garrafal a nuestro entender, nacido de un elitismo que rechaza el cómic como producto cultural digno todavía a día de hoy.

  • Esta “bofetada” nada tiene de gratuita, ya que con ella venimos a refrendar algo que quien disfruta y conoce los cómics puede decir desde el año 2002, cuando se estrenó la primera película moderna de Spider-Man: Sam Raimi conoce los cómics y sabe qué lenguaje hablar para llevarlo a la gran pantalla. Lo demostró con las dos primeras películas del Spidey de Maguire (con la tercera no tanto, debido a las injerencias de Sony) y lo vuelve a demostrar con Doctor Strange en el Multiverso de la Locura.

    Lo cual no nos debería extrañar, por otro lado. El Universo Cinematográfico de Marvel se debe precisamente al trabajo de Raimi con el Hombre Araña y es el antecesor de Favreau, Whedon, Gunn, Waititi y los hermanos Russo. De ahí que el director haya sabido encajar el lenguaje de Marvel Studios, radicado en el equilibrio entre drama y comedia, y enmarcarlo en una película de género híbrido que mezcla fantasía, terror y superhéroes con un lenguaje de Serie-B.

  • Resumiendo, Sam Raimi sabía lo que hacía, lo ha hecho de forma consciente y, a nuestro entender, ha sabido cómo hacerlo. Y a nosotros nos parece fabuloso. A quien esto no le guste porque siga hundido hasta las rodillas en el manoseado realismo de presentación… bueno, eso sería entonces entrar en una mera cuestión de gustos íntimos y personales.

    Ahora, también hemos de admitir que el personalismo de Raimi (más allá de la presencia de Bruce Campbell) impregna la cinta y resulta algo rupturista con respecto al postulado de Scott Derrickson, director de la primera entrega.

    Frente al estilo de Derrickson, más circunscrito a hacer visualmente “creíble” el mundo del Doctor Strange, Raimi tira de viñetas y cómics y se atreve a enseñarnos cosas más arriesgadas que, además, visualmente son más fieles a las propuestas de los tebeos. De hecho, hay ideas que nos suenan a material reciente, propuesto por Jason Aaron en su etapa inicial de la pasada década. Sin embargo, entendemos que esta ruptura estética y narrativa tan acentuada pueda confundir a quienes solo sigan las películas e ignoren el material impreso.

  • En resumen, cerrando nuestro análisis de la forma, estamos contentos con la adición de Sam Raimi al proyecto. Muy comiquero, muy terror de Serie-B y muy consciente de sí mismo, sin ningún tipo de complejos.

    Ahora bien, también tenemos algunas objeciones.

  • Los peligros de la dependencia referencial

  • En general, hay consenso respecto a que “Wandavision” (“Bruja Escarlata y Visión”) fue una grandísima serie. Sin embargo, también es la fuente de problemas que ya arrastra, en conjunto, todas las producciones de Marvel Studios: la excesiva dependencia que se está generando en torno a las series de Disney + para poder seguir el hilo a ciertos hitos de la continuidad.

    Esto no es sino un estilo heredado de Marvel Comics, donde en sus orígenes los héroes hacían cameos en colecciones de otros personajes para picar al fandom a leer otras series. Pero en el lenguaje de cine y series comienza a ser reiterativo y, ciertamente, no está hecho para todo el mundo. En este sentido, además, también da pie a ciertas incongruencias argumentales. Como en los cómics, cuando una historia pasa de unas manos a otras, se aprecia cierta divergencia narrativa respecto a la historia y la personalidad de sus protagonistas.

  • En el caso que nos ocupa, nos referimos al personaje de Wanda. Sin entrar en detalles o spoilers, diremos que su representación desdice un tanto lo visto en su serie y dan una dimensión diferente al personaje. Eso sí, esta decisión creativa nos ha permitido ver referencias a historias clásicas del personaje, como el arco de “Noches de Wundagore” (“Marvel Gold: Los Vengadores nº8”), aunque nos deja con ganas de más desarrollo de su ente mágico del Mundo Marvel.

    En paralelo, los cameos (muy gratos a nuestro entender) están simpáticos y la descripción del Multiverso resulta, en general, óptima. Entendemos que haya quien no pille ciertas referencias, como las musicales, la presencia de ciertos personajes o las versiones de estos mismos. Sobre todo en aquellos que se han sugerido ya en la serie de “What if…?”

    Solo diremos que esto debería entenderse como presentaciones experimentales que, en un futuro, podrían traducirse en algo más que meras apariciones puntuales. Toquemos madera para que así sea, pues hubo al menos un cameo que nos hizo desear más de su personaje. Al menos, en lo relativo a su aspecto en pantalla.

  • La película suprema del Maestro de las Artes Místicas

  • En conjunto, estamos contentos con Benedict Cumberbatch. Aunque su personalidad no es, estrictamente hablando, la del Doctor Extraño de los cómics, su interpretación es fabulosa y rebosa carisma. Hace accesible a un personaje que no siempre ha cuajado bien en su propia serie, quedando relegado al honroso papel de héroe de culto que funciona mejor como estrella invitada que como protagonista.

    De hecho, Cumberbatch es quien sostiene buena parte de la acción dramática y quien hace que la película funcione como un reloj bien engrasado y engranado. Tampoco desmereceremos las actuaciones de Olsen, Wong y Rachel McAdams, los otros pesos pesados del filme. Ellos son los secundarios y coprotagonistas que todo director quisiera tener en un filme. Su trabajo llega a hacer interesante el de Gómez, quienes a nosotros (de forma particular) nos ha resultado algo más insulso.

  • Tampoco hemos de olvidar a Denny Elfman, cuyo acertado regreso a las banda sonoras es un manjar. Tras su olvidada colaboración en “La Era de Ultrón” y en la versión de Whedon de “Justice League”, Elfman parecía desaparecido del cine de superhéroes. Sin embargo, lejos de ser apoteósico o abrumar, el compositor hace una labor muy sutil y respetuosa con el trabajo de Michael Giacchino, responsable del tema principal de Doctor Strange y de la BSO de la primera entrega. Siendo fiel a su estilo, Elfman compone una música que se ajusta a las necesidades de la película, y, encima, introduce temas de otros autores con una delicadeza tal que ni un solo acorde chirría. Ni siquiera… en ese momento tan noventero.

    Concluimos diciendo que estamos muy contentos. Raimi y Kevin Feige (jefe supremo de Marvel Studios) han hecho una película muy de cómic y muy arriesgada. No es perfecta y tiene algunas partes que podrían haberse pulido e, incluso, momentos que se podrían haber conjurado mejor para alargarlos o retrasarlos. Pero tiene una enorme inteligencia y supura furor comiquero por todos sus poros. 

    Que además sea fiel al espíritu del personaje y su premisa no se base en un choque de poderes, sino en la idea de que el propio Doctor Extraño es un médico que quiere “sanar antes que extirpar”, nos resulta muy satisfactorio. Esta idea, el crecimiento del personaje y también ESA escena postcréditos que nos hizo sonreír como bobos (y no solo por quién aparecía como quién) nos ha dejado un regusto muy dulce en la boca.

  • Y, con esto, concluimos. Si te gustó esta crítica y te has quedado con ganas de conocer mejor los cómics del Doctor Strange, recuerda: en Akira Cómics tenemos en nuestro stock prácticamente todo lo que actualmente se ha publicado sobre el Doctor Extraño (como se le conoce en España).

    Si quieres acercarte más al Maestro de las Artes Místicas, te animamos a que nos visites, pero no sin antes haber leído los artículos de este blog dedicados a él. Estos artículos te resultarán de vital ayuda para preparar tu lista de lecturas recomendadas, con las que convertirte en toda una eminencia en la materia.

Jesús Delgado


Periodista y fan de la vieja escuela. Comicófilo, seriéfilo y cinéfilo de pro. Donde los demás encuentran placer y ocio, yo además obtengo trabajo. Si tiene páginas y viñetas, puedo leerlo y analizarlo.

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