Doble review: analizamos El Indigno Thor y La Muerte de Thor
Jesús Delgado
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Antes del estreno de “Thor: Love and Thunder” analizamos los tomos “El Indigno Thor” y “La Muerte de Thor” de Jason Aaron, que inspirarán el nuevo film de Marvel.
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Llegamos al final, por ahora, de nuestras reseñas dedicadas al Thor de Jason Aaron antes del estreno en cines de “Thor: Love and Thunder”. Puesto que la película bebe de esta etapa precisamente, cerramos el análisis de cómics que la inspiran. Al menos, en lo tocante a la llegada de una Diosa del Trueno alternativa y la presencia del inquietante villano Gorr (Christian Bale en la cinta).
Después de haber analizado los primeros tomos del Thor de Aaron (es decir, “El Carnicero de Dioses” y “Thor:El Maldito”) y la etapa de la llegada de La Poderosa Thor (comprendida en “Thor: Diosa del Trueno” y “El Trueno en las Venas”), pasamos al tomo quinto y sexto de la colección: “El Indigno Thor” y “La Muerte de Thor”.
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De este modo, en los próximos epígrafes vamos a analizar separadamente los dos volúmenes que suponen el final del arco que cuenta el ascenso y declive de Jane Foster (Natalie Portman en las películas) y que sirven de largo preludio a “La Guerra de los Reinos”. Este último, un evento que seguramente se recopile en unos todavía lejanos séptimo y octavo tomo de la colección de Marvel Now! “Deluxe: Thor”, que Panini publicará dentro de un tiempo.
En el primero de ambos tomos, el titulado “El Indigno Thor”, nos plantamos ante un relato que narra en paralelo el destino del martillo del Thor del Universo Ultimate, fallecido durante las ”Secret Wars” de 2015, y las aventuras de Jane Foster/Thor, organizando la resistencia contra Malekith y su insidiosa coalición anti-Asgard. En él se conforma ya el escenario previo al arranque del macroevento que enfrentará a los dioses nórdicos con la abominable alianza de sus peores enemigos, al tiempo que Jane se consagra como Diosa del Trueno frente al cosmos y de cara a los asgardianos.
En tanto, “La Muerte de Thor” resulta un spoiler con patas ya desde su mismo título (¿o quizá no?), al comprender el último episodio de la carrera superheroica de Foster como Diosa del Trueno. Este volumen rubrica la conclusión de las aventuras de la diosa con una monumental gesta que nada tiene que envidiar a las mil realizadas por el titular Dios del Trueno de Marvel.
Pero no demos más vueltas al objeto de la reseña y pongámonos en marcha. Con ustedes, las reviews de los tomos 5 y 6 de la visión de Thor más aclamada de la pasada década.
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Indigno… ¿ante quién?
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El tomo de “El Indigno Thor” es un cajón de sastre que recopila la miniserie de 5 números de “El Indigno Thor” (“The Unworthy Thor”) y los números 13 al 19 de la edición norteamericana de la colección de “La Poderosa Thor” (“The Mighty Thor” vol. 3 USA).
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Por un lado, el relato de “El Indigno Thor” es un tie-in que enlaza los sucesos de los números de Thor de “Secret Wars 2015” que vimos en el tomo 3 de la colección con el arco central de las colecciones de Thor. Viene firmado por Aaron, que se trae a uno de los grandes valores del mundo del cómic americano para las ilustraciones. Nos referimos al magistral Olivier Coipel (“Dinastía de M”, “Asedio”).
Con esta serie limitada, Aaron trae de vuelta a Bill Rayos Beta, rindiendo homenaje a Walt Simonson y a la inicial rivalidad entre el héroe y Thor. Y, a su vez, tiende también un puente con otras colecciones y sucesos del Universo Marvel (como los vistos en “Loki: Viaje al Misterio” o el tomo 2 de la serie de “Angela”, por citar dos ejemplos claros). Y todo ello aprovechando planteamientos cósmicos, inherentes al personaje, que poco después Taika Waititi supo aprovechar en su controvertida película de “Thor: Ragnarok”.
En conjunto, este paréntesis nos resulta grato pues recupera a Odison, el Thor original. Su trabajo nos permite ver su evolución y maduración, ahora despojado de su martillo, y cómo digiere la lección aprendida por las malas a manos del “asesino del Vigilante”, responsable del momento de duda que le llevó a convertirse en “Indigno”.
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Sin embargo, esta misma serie limitada da profundidad a un personaje que en apariencia ya había trascendido su arrogancia y se tenía por redimido de ella desde hacía décadas. Humaniza a Thor y permite desarrollarlo como algo más que un “bruto con martillo”. Una decisión inteligente, pues precisamente la intención del autor es la de mostrar su crecimiento y que, en esencia, su indignidad es algo muy relativo.
Cierto es que todo el viaje de descubrimiento de “El Indigno Thor” no es sino un contenido adicional para explicar sucesos futuros en la colección regular central. Pero, con todo, resulta un contenido muy grato. Sobre todo por el hecho de que es Coipel el responsable de dibujarlo, con los colores de Matthew Wilson.
No en vano, el francés es un viejo ilustrador del Dios del Trueno y se lo conoce muy bien. Todos tenemos en mente sus trabajos con Bendis o Slott, por citar trabajos en grandes macroeventos. Pero los fans de Thor tendrán muy presente su innegable huella en la etapa inicial de Straczynski a mediados de la década de los 2000. De ahí que sea material recomendable tanto para nostálgicos como para fans neófitos.
Además, los colores de Wilson en este caso son un valor en alza que aumenta la calidad de las viñetas, con un acabado resultón y digno de un relato épico como el que nos ocupa.
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Concluyendo, el contenido inicial del tomo 5 de la colección de Thor es una joya. Ciertamente, rompe la acción principal si se pretende leer de seguido respecto a la anterior entrega. Pero, aún así, merece la pena dedicarle un buen rato no solo por el cariño que hay impreso a la mitología de Thor, sino por el cuidado que se ha puesto en ella.
En contraste, no olvidaremos el resto del contenido del tomo. La mayor parte de él viene dibujado por Russell Dauterman (“Supurbia”), que a estas alturas ya se había consagrado como el “dibujante de La Poderosa Thor” y al que Steve Epting (“Proyecto Marvel”, “Capitán América” de Ed Brubaker) releva (¡y de qué forma!) para un único capítulo.
Tristemente, no podemos señalar nada nuevo respecto a todo el conjunto de episodios de la colección regular central. Son, en esencia, una continuidad de lo que hemos venido viendo hasta ahora. Aaron mantiene el suspense de la guerra entre Malekith y los otros reinos, al tiempo que desarrolla las intrigas políticas de Asgard y se permite coquetear con la línea mutante. Todo ello para tender puentes y explicar sucesos que afectarán a otras colecciones, aunque de forma tangencial.
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Sin embargo, lo que sí podemos señalar es que cumple su función. Asistimos a un cúmulo de episodios que terminan de adornar y preparar el terreno para el desenlace de la etapa de Jane como Thor. No en vano, el autor sabía que la citada película de “Thor: Ragnarok” estaba al caer y, posiblemente por imposiciones editoriales, el restablecimiento de la “continuidad” era algo que no se podía demorar mucho más.
Por ello creemos que el tomo de “El Indigno Thor” debe tomarse precisamente como una pasarela que nos conduce a la conclusión de la etapa, que, a su vez, es el preludio del desenlace de una era compleja y rica, que nada tiene que envidiar a cualquier otro título mentado en el artículo dedicado a los mejores cómics de Thor.
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Hasta los dioses mueren… y vuelven a nacer
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Existe una máxima en el cómic de superhéroes que, para bien o para mal, siempre se cumple: el gatopardismo. Es decir, hacer que las cosas cambien para que todas las cosas sigan igual, si no revierten tarde o temprano su tónica habitual, reteniendo el status quo de siempre.
Es decir, hemos visto a Superman exiliado de la Tierra, para volver tiempo después a convertirse en su protector; a Spider-Man cambiar de traje en numerosas ocasiones para luego recuperar su diseño tradicional; Al Batman de siempre, sustituido por Dick Grayson u otro aspirante a la capa, mientras se recuperaba de unas heridas tremebundas o incluso de la misma muerte… Y lo mismo pasa con Thor.
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Quizá precisamente por el hecho de que el estreno de “Thor: Ragnarok” era inminente o tan solo porque era parte del plan a largo plazo, toda la etapa de Aaron se asemeja a un metafórico lazo de Moebius. En él, el círculo se cierra para devolver las cosas a su sitio y al ser de las cosas de acuerdo a unos cánones preestablecidos desde época de Lee y Kirby y desarrollados por sus sucesores. Pero no se ejecuta de forma torpe o atropellada, como tantas otras veces en el mundo editorial, sino que es algo que ya se venía anticipando y anunciando desde hacía mucho tiempo, adecuando ritmo y transiciones para que el lector se preparara para esta “crónica de un Ragnarok largamente anunciado”.
En este sentido, el tomo de “La Muerte de Thor” es precisamente el tajo que da por concluido el camino iniciado en “El Carnicero de Dioses”. Concluye el discurso que desarrollaba el concepto de la dignidad y legitimidad del héroe y el cuestionamiento de qué debería ser un dios. Su conclusión da sentido a todo el viaje que hemos recorrido a lo largo de 6 tomos y también responde a la pregunta arrojada por Gorr al inicio de toda la saga: “¿Se merecen los dioses lo que tienen, lo que son, su adoración y, por ende, su mera existencia?”.
Para ello, el autor se vale de dos protagonistas en paralelo. El primero, un dios despojado de su poder y atributos, rebajado al nivel de algunos mortales. El segundo, una mortal que se ve convertida en diosa de pleno y que viene a sustituir al anterior.
Con este juego, Aaron cuenta cómo un dios en la cúspide de su poder se desploma en una profunda depresión debido a una crisis de fe en sí mismo y en el proceder de los dioses, cuestionando el rol de estos hasta ahora. Y, a su vez, presenta a una mortal, mortalmente enferma además, que se ve obligada a reemplazar a este mismo dios-héroe en el peor momento posible: el inicio de una guerra para la que nadie está preparado.
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Gracias a esta dualidad, Jason Aaron llega al presente cómic utilizando la guerra iniciada en el volumen de “Thor:El Maldito”, habiendo jugado una partida a larguísimo plazo y con conexiones perfectamente coreografiadas con las series hermanas de Thor, así como con las series de otros héroes de Marvel (véase su “Doctor Extraño”, sin ir más lejos). Encaja todas las piezas que acaban cayendo por sí solas, suavemente, sin ruido ni estruendo, tomando pleno sentido cuando vemos todo el cuadro en su conjunto.
Los números que comprende el tomo de “La Muerte de Thor” (“The Mighty Thor” Vol. 3 #20 – 23 y #700 – 706, así como algunos especiales One-Shots) se revelan como un vehículo robustecedor. Son el desenlace de una larga saga que ha tenido como fin regenerar por dentro a los dioses de Asgard, humanizándolos. Al tiempo que hace esto, el autor desanda el camino de Matt Fraction y Straczynski jugando con el concepto de vida, muerte y renacimiento tan íntimamente ligado a Thor y su línea marvelita. Es decir, nos devuelve al Thor más básico, rindiendo tributo a los autores clásicos del héroe y retornando a un terreno familiar.
Pero también hay sorpresas: nos presenta a ese eventual Thor de la Guerra (muchísimo más fiel al concepto nórdico original del dios en el que se inspiran los cómics); un arco final y la evolución de Jane Foster como Diosa de Trueno, dando una lección magistral de ética y moral a los asgardianos; y no olvidemos ese último encaje de piezas del tablero antes de comenzar esa guerra entre los Diez Reinos que sacudirá luego al resto del Universo Marvel.
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Este tomo, por tanto, tiene un cierto sentimiento de conclusión: pone las cosas en su lugar tradicional, tras haber sometido a los principales héroes (y también a algún villano) a un proceso traumático con ánimo de redefinirlos y regenerarlos para su reutilización a manos de nuevos autores que podrán trabajar con ellos de forma mucho más libre posteriormente. Dicho de otro modo, Jason Aaron comienza a limpiar la casa para sus próximos inquilinos, dejándola espectacularmente sencilla y básica.
Por otro lado, hablemos de la parte plástica. En ella, Russell Dauterman se corona y consagra como el autor de esta etapa, con grandes trabajos que sirven de cierre a su labor como dibujante de la Poderosa Thor, en tanto se solapa y compagina con un diverso equipo de ilustradores más o menos afortunados, según a quién le preguntes. Valerio Schiti destaca entre otros nombres como el de Mahmud Asrar y James Harren, aportando su granito de arena a los números especiales dentro del tomo.
Siguiendo este mismo hilo de pensamiento, hemos de hacer un inciso antes del final y hablar del especial de “The Mighty Thor” #700 (diciembre 2007), que, en la tradición editorial de los últimos tiempos, conmemora los 700 números dedicados al personaje si sumamos todos los cómics de los distintos volúmenes que suman sus diversas colecciones desde los años 60.
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Se trata de una joyita muy grata de 48 páginas que homenajea al personaje justo al inicio del final del periplo de Jane como Thor. Es un canto al pasado de Thor y también a su futuro, con guiños de lo que está por venir. Resulta un canto de amor a los fans y al personaje, con un exquisito cuidado a nivel narrativo (aunque no visual, pues algunos de sus autores dejan un acabado que no termina de cuadrarnos dentro la intención conjunta del número). Por lo que podemos decir que se trata del pilar de todo el tomo.
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¿El fin del viaje?
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Parece que queremos decir que el “Thor de Jason Aaron” se acaba aquí. Y aunque sí que es el fin de la Poderosa Thor de Jason Aaron, no es el final de la Saga. Y tampoco mucho menos de Jane Foster.
Aún tenemos por delante “El Camino a la Guerra de los Reinos” y “La Guerra de los Reinos”, propiamente dicha. Además, si has prestado atención a las últimas noticias del cómic estadounidense, ya sabrás que la “Thor-Jane” no ha dicho su última palabra tras este tomo.
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En cualquier caso, es posible que, si solo querías saber de los orígenes de la versión femenina de Thor de cara al estreno de la próxima película, únicamente necesites leerte los tomos 3 al 6 de la presente colección. Pero ya te adelantamos que si has llegado a este punto, sentimos decirte que es imposible que la magia de Asgard no te haya cautivado y que no estés enganchadísimo al mundillo de Thor.
Podemos señalarte desde ya y sin lugar a dudas que si empiezas leyendo estos tomos dedicados a Jane/Thor, acabarás picándote y no querrás solo leer los dos primeros volúmenes de la colección para entender de dónde surgen ciertas referencias y argumentos. No. Querrás saber cómo acaba y es casi seguro que acabes retrocediendo a las etapas anteriores.
Por eso, que no te extrañe si después de iniciarte con la Poderosa Thor en los cómics del dios nórdico de Marvel hayas abierto la proverbial caja de los rayos y truenos. Porque, si te has enganchado, eso solo significa que eres parte muy activa del fandom de Thor.
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Y como, además, seguro que vas a salir echando chispas (de las buenas) del cine tras ver “Thor: Love and Thunder”, no lo dudes: vas a querer conocer y leer más sobre el apasionante y épico mundo del Dios del Trueno de Marvel.
¿Y qué mejor forma de hacerlo que visitándonos en Akira Cómics? En nuestras estanterías encontrarás lo más granado de Thor que hay publicado hasta la fecha. Desde sus orígenes en la década de 1960 hasta la etapa actual, en la que el Dios del Trueno afronta nuevas y terribles amenazas.