Cumplimos 25 años: 1993-2018

Nuestra respuesta siempre es la misma: trabajo, trabajo y trabajo. No hay más secreto que trabajar duro y bien, mucho, y más que tu competencia. Luego otros factores pueden completar la fórmula, pero lo primero es trabajar. Otro factor muy importante es saber de economía. Si, porque es el gran error de este tipo de negocios, abrirlos pensando que con saberte de memoria los cómics que vas a vender (que todo el que abre una librería de cómics se le supone que le gustan los cómics y que tiene mucho conocimiento de ellos), o ser el tipo más simpático del mundo con tus clientes (muchos confunden simpatía con peloteo o adulación), ya tienes asegurado vender, crecer y vivir de ello. Error, el trabajo es lo más fundamental, y segundo saber que si inviertes 1 has de ganar por lo menos 2. Algo tan trivial no lo es en este país visto lo visto (lo encontramos incluso en programas de televisión donde asesoran a negocios que van mal).

Los comienzos de Akira Cómics fueron hace 25 años más humildes y complicados de los que cualquiera se puede imaginar. Siempre hemos sido diferentes y muy disruptivos en los hábitos comiqueros del sector, y ese arranque no fue diferente: Madrid estaba acostumbrada a tener todas sus tiendas de cómics agrupadas en apenas 100 metros lineales de calle céntrica y sus dueños básicamente se conocían todos de casi toda la vida. En ese escenario llegamos nosotros, unos "desconocidos", unos arrivistas (como ahora se piensa de los youtubers por ejemplo) que encima teníamos la osadía no ya de no conocer a las fuerzas vivas del sector madrileño sino que además y para más inri estábamos en un Barrio periférico de Madrid, lejos del centro como muchas veces hemos oído.

Y es que precisamente esa era nuestra disrupción inicial, la de aportar a nuestro barrio de toda la vida, un barrio grande, muy poblado, muy comiquero, y de la periferia, de algo que no tenía pero sí merecía: una tienda de cómics en condiciones. Lógicamente nos encontramos con muchas pegas y zancandillas, primero por entrar en un mercado pequeño y bastante cerrado, y segundo por ser disruptores con lo establecido. Aquello fue una tarjeta de presentación que nos ha acompañado en 25 años y que podemos repasar.

El ser disruptivo va en nuestro ADN de libreros, ya que nunca nos hemos conformado con lo que es el sector de la venta de cómics ni hemos querido imitar lo que ya se hacía, hemos buscado la excelencia a través de la creatividad y la inventiva, y como decíamos al principio, del trabajo constante, diario e intenso.

Porque nos gusta recordar que somos una librería independiente y familiar, nunca hemos tenido detrás a un grupo inversor, ni a una editorial poderosa, ni siquiera a una cadena de tiendas. Hemos estado en el negocio 25 años con nuestros propios y humildes recursos, gestionándolos lo mejor posible (al estilo "Moneyball" para entendernos). Somos una familia que, a través de su pasión por el cómic, y sus ganas de trabajar, han pasado de arrancar con escasos 25 metros cuadrados de tiendecita de cómics, a una "ciudad" de más de 700 metros cuadrados que en un futuro podrán ser muchos más.

Lógicamente este camino no gusta a todos. Somos conscientes que ser sinceros y directos con el cliente tiene sus peajes, y hay gente que prefiere que se le dore la píldora, que no le discrepes por mucho que digan o hagan en tu establecimiento, y cuando llegó el reinado de las redes sociales surgieron los trolls con el amparo del anonimato... Pero estamos contentos porque sabemos que no todo el mundo es así. Hemos encontrado una clientela extensa y diversa que valora cómo somos, lo que decimos y lo que hacemos, nuestra honestidad con ellos, y que digamos lo que pensamos. Somos muy afortunados de ofrecer una actitud que mayoritariamente agrada, más aun en estos tiempos de apariencias donde todo tiene que parecer maravilloso y perfecto a ojos de un filtro de foto o un texto en la red.

¿Y qué vamos a hacer en el futuro? Evidentemente nunca se puede adivinar lo que nos espera, pero sean malos o buenos tiempos, seguiremos buscando la excelencia a través de los detalles más pequeños y del trabajo constante y duro.