Crítica de “Joker”, la película de Todd Phillips con Joaquin Phoenix
Jesús Delgado
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Warner Bros estrena “Joker”, la película de Joaquin Phoenix que dirige Todd Phillips y que narra una suerte de génesis del villano de DC Comics, reimaginándolo en un contexto hiperrealista ambientado en la década de los años 70 del siglo XX.
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Llegamos, finalmente, a octubre de 2019 con la llegada de la “última película de superhéroes el año”. Y escribimos esto entrecomillado porque lo de superhéroes es un poco relativo. No solo porque el protagonista de “Joker” es el villano archienemigo de Batman, sino porque, como veremos, huye de la estética y del lenguaje del cómic –que no de las referencias– para apostar por un producto de género híbrido.
“Joker” es la historia de Arthur Fleck (Joaquin Phoenix), un cómico con desórdenes mentales y payaso de profesión que vive de prestaciones sociales, con las que ayuda a sacar adelante a su anciana y senil madre.
En plenos años 70, con la incipiente depresión económica que afecta a los EEUU en esa década, la vida de Arthur no es fácil. La delincuencia y el paro van en aumento, y con ellos un importante descontento social que llama al desorden y a la anarquía ciudadana.
En este escenario, Arthur comienza su particular descenso a los infiernos cuando una serie de acontecimientos no solo lo ponen contra las cuerdas, sino que le hacen besar y lamer la lona. Esto solo será el principio de la carrera de uno de los más atroces criminales que jamás hayan pisado la ciudad de Gotham.
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Y, dicho esto, ya podemos empezar con la crítica. Eso sí, sin haceros, en la medida de lo posible, spoiler alguno. O, al menos, ningún destripe severo sobre esa “historia de origen” dedicada a uno de los peores y más cruentos villanos de DC Comics.
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¿Y tú, de qué te ríes?
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Sin que sea algo intrínsecamente malo o bueno, lo primero que hemos de decir de “Joker” es que no es una película de cómic. Es triste decirlo así, pero Warner Bros y, en particular, el director Todd Phillips han aprovechado el tirón de la marca del personaje para hacer un refrito del mejor cine de Martin Scorsese de los años 70 y de principios de los 80 (“Taxi Driver”, “Toro salvaje”, “El Rey de la Comedia”, etc.).
Phillips recicla lo hecho por Scorsese 40 años atrás y plantea un filme de tono hiperrealista, alejado de la grandilocuencia intrínseca a los “dioses metahumanos” de DC Comics. Plantea un drama social sobre perdedores y desahuciados que se toman la justicia por su mano. Los parecidos con el cómic, tanto argumental como estéticamente, brillan por su ausencia.
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De hecho, si obviáramos las referencias explícitas al cómic, la película se llegara a llamar de otra forma y no aprovechara la marca “Joker” para promocionarse, la recepción sería muy distinta. Así, en lugar de estar haciendo palmas con las orejas con ella, errando en aquello de que esto es una “reinvención del género de superhéroes”, los críticos la hubieran defenestrado como un calco o un tributo vacuo a Scorsese. Pero el espíritu del postureo es el que impera y también el que marca la tendencia en redes sociales.
De una manera paralela, de no darse esta asociación los fans de DC y de Marvel también podrían relajarse, en lugar de medirse mutuamente las… franquicias y verla de forma más desapasionada y disfrutar de ella.
Dicho de otra manera, si esta película llegara a prescindir del irresistible reclamo “malote” del “Guasón”, no habría tanto ruido con ella en Internet ni en los medios de comunicación. Y, ojo, aún así seguiría funcionando como un tiro, al ser un filme de manual.
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Porque, no nos engañemos, “Joker” no es una mala película. ¡Todo lo contrario! Debido a que Phillips ha estudiado a Scorsese, casi de forma enfermiza aparentemente, su filme funciona como un reloj, aplicando la estructura, tiempos e, incluso, temas propios del director de “Infiltrados”. De hecho, la propia presencia de Robert De Niro en el filme es un reconocimiento muy sutil a la influencia de este cineasta en toda la producción de “Joker”.
De la misma forma, Phillips recrea con mucho esmero y cuidado la década de los 70 y el descontento y cinismo de esta época. El simbolismo implícito y los detalles que salpican la cinta hacen que estemos ante un filme a años luz de la gamberra trilogía del “Resacón”, obra también de este director.
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Por otro lado, es bien cierto que no estamos frente a una película de cómic. Pero Phillips y el guionista Scott Silver (“The Fighter”, “8 Millas”) se han molestado en documentarse para darle cierto maquillaje y que lo parezca.
Eso sí: no esperéis que se hayan molestado en rebuscar en las historias más complicadas del Joker, pero sí en las más famosas y conocidas del personaje, luego las más reconocibles por el público generalista o el más influenciable.
Es decir, hay menciones y alusiones muy claras a hechos y eventos de “La Broma Asesina” o de “El regreso del Caballero Oscuro” –sobre las que no incidiremos para no destriparos nada–, pero como vayáis a historias anecdóticas, podéis llevaros un chasco.
Este cuidado del que hablamos también se extiende a la mitología en cine y televisión, y de ahí que haya cierto guiño a la trayectoria del personaje en medios audiovisuales. La influencia estética de Heath Ledger está muy presente, sobre todo en las últimas secuencias, y el vestuario y la paleta de colores de César Romero (Joker en la serie televisiva de los 60) inspiran el traje del maníaco en gran medida.
Además, existe cierto poso argumental que bebe de la novela “El Hombre que Ríe” de Victor Hugo, que inspiró la película protagonizada por Conrad Veidt, que a su vez fue la inspiración para la creación del villano, allá por 1940.
Quizá, al final, la crítica más feroz que se le puede hacer es la de que la película parece hecha a medida para que su protagonista se luzca. Es decir, para que Joaquin Phoenix brille y exhiba todo su talento.
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En honor a la verdad, Joaquin Phoenix está espectacular. Esto, claro, es un punto a favor y otro en contra. A favor, porque él solo se come todas las escenas con su extraordinario trabajo actoral que va más allá de lo meramente interpretativo, trascendiendo la labor física y psicológica que ha tenido que desarrollar para dar vida a esta versión hiperrealista del Joker, alejada del neo-noir Pulp de la serie Gotham. Pero en contra porque a veces da la sensación de que se trata de un púlpito hecho a su medida, en el que el resto de los intérpretes son meras comparsas.
Concluyendo, “Joker” funciona. Es un filme que sofistica la fórmula aplicada por Christopher Nolan y refinada luego por Marvel Studios, proponiendo una película de género híbrido. En este caso, mezclando cómic y drama social. Aunque, como decíamos al principio, hay más de lo segundo que de lo primero.
No podemos decir que “Joker” sea para todo el mundo. Quien busque explosiones y espectáculo, va de cráneo. A quien no le guste el género de superhéroes grandilocuente, saldrá encantado. Y quien no tenga ni idea ni de una cosa ni de la otra, también.
Con esto cerramos nuestra crítica de “Joker”. Ahora, si quieres conocer más del personaje, te invitamos a visitarnos en Akira Comics. En nuestra tienda encontrarás los mejores cómics disponibles del personaje, para que te conviertas en toda una eminencia en la materia.
Imágenes | Akira Cómics.