Black Adam: Review de la nueva película de DC
Jesús Delgado
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“Black Adam”, el spin-off de “Shazam”, ha llegado a los cines. Analizamos esta película de DC Comics que protagoniza el actor Dwayne Johnson “La Roca”.
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A las puertas de Halloween de 2022, Warner estrena la nueva película del Universo Extendido de DC: “Black Adam”. Esta cinta dirigida por Jaume Collet-Serra (“Jungle Cruise”, “Infierno Azul”) viene apostando fuerte por el regreso de DC al cine con un elenco encabezado por Dwayne Johnson “La Roca”, el “exagente 007” Pierce Brosnan y Aldis Hodge (John Stewart en “Green Lantern: Beware my power”).
Desarrollada como spin-off semi-independiente de la película dedicada a Shazam (AKA, el Capitán Marvel original), “Black Adam” narra la llegada del superhumano conocido como Teth-Adam/Black Adam (Johnson) al DCEU. Tras estar encerrado durante 5.000 años en una prisión creada por el mismo mago que le dio sus poderes a Shazam, el héroe mitológico como Teth-Adam es liberado por unos revolucionarios para que los ayude a luchar contra una organización paramilitar que ha tomado por la fuerza su país.
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Lo que los revolucionarios no saben es que Adam no es el campeón que las leyendas describen sino un ente alimentado por la rabia y el desengaño. Al liberarlo, además, llamarán la atención de la llamada Sociedad de la Justicia, equipo de superhéroes liderado por Hawkman (Hodge) y el Doctor Destino (Brosnan), quienes tratarán de neutralizar a esta potencial amenaza para garantizar así la estabilidad de un mundo cada vez más plagado de metahumanos.
Y, hasta aquí, la sinopsis de esta película. En las siguientes líneas entramos en faena con la crítica. Eso sí, intentaremos evitar la mayor parte de los destripes mientras la analizamos. Aunque, te avisamos, alguno puede caer.
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Más allá de Batman
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Lo primero que hemos de tener presente es que estamos ante una película que se desvincula de esa visión “edgy” de DC que tan inmerecidamente arrastran las producciones de Warner sobre este universo de superhéroes desde el “Batman” de Nolan.
Aunque, jugando al despiste, “Black Adam” trata de ser canallita y hablar de “héroes que no son héroes”, se ve a la legua que estamos ante una arquetípica película de superhéroes donde el “malote” no es tan chungo y resulta tener el corazón blandito en cuanto te descuidas. Un detalle que a los puristas les podrá descolocar. Sobre todo si esperaban un Black Adam más malvado y amoral, más cercano a algunas de sus encarnaciones en los cómics (de las que te hablamos ya en el monográfico dedicado a este personaje).
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No nos engañemos. Estamos ante una película de “La Roca” en la que el actor hace el mismo papel al que, por lo general, nos tiene acostumbrados. Sin muchos matices. Lo cual es algo que ya esperábamos y que no nos debe amargar el dulce.
Porque a pesar del recubrimiento cínico, “Black Adam” es consecuente con su planteamiento, fondo y las ambigüedades morales que plantea y de las que se desdice en aras del espectáculo. Aunque al hacerlo tire de un discurso algo torpe y facilón. Una decisión argumental que podemos perdonar porque ante todo esto es un filme ligero y de entretenimiento, no una presuntuosa producción que pretende cambiar las bases del paradigma sobre las que se sustenta este género de cine y series.
De hecho, uno de sus vicios es precisamente cómo recae en clichés propios de los cómics de los 2000, agotados por autores británicos como Mark Millar, y en la autoparodia. Tampoco su ejecución atropellada y casi pueril ayuda a disculpar estas aristas, pero, con todo, aceptamos la propuesta porque entendemos que lo del antihéroe reconvertido a protector es una excusa para exponer un circo de poderes y espectáculo sin muchas ambiciones.
Hay que entender, por tanto, a “Black Adam” como una producción en las antípodas de lo que esperan los fans de Zack Snyder. Está muy alejada de la ”Liga de la Justicia” emitida en HBO Max (y de la versión cinematográfica de Whedon) por mucho que se haya afanado en ir de gris y prometer que se encuadraría en coordenadas cercanas a esta perspectiva de DC.
Y es que, a pesar del falso cinismo con el que se maquilla, al final la película plantea contraste de colores, temas y personajes muy diversos del Universo DC. En lugar de querer hablar de oscuridad y crudeza, tiene muy claro que esto es un “mundo de cómic” e ignora ese manoseado realismo de presentación para decirnos que los superhéroes vistosos, falibles y policromáticos existen y pueden darse cita en una misma película.
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En este sentido, “Black Adam” es una película que habla el lenguaje de “El Escuadrón Suicida” y la serie secuela de“El Pacificador”, de “Aquaman”, “Shazam” y las dos películas de Wonder Woman. Es comiquera a más no poder, entiende que hay un mundo mayor que el protagonista de ella misma y tira millas, jugando con gamas de color y personajes con mallas y superpoderes. A estos últimos los introduce de forma sencilla y directa y te invita a entrar en el juego, planteando reglas muy básicas para ello. Prescinde de cualquier elemento sólido de base y da por supuesto mucho.
Esta amalgama de narración comiquera y de estereotipos sobados, nos lleva a señalar que no es lo mejor que hayamos visto de DC. A saber, es una película híbrida, que se erige en una suerte de mezcla de “Fast & Furious”, “En busca del Arca Perdida” y “Los Vengadores” montada a trompicones en una batidora. Sus actores no interpretan papeles para Óscar, tampoco lo buscan. Y su guion, con actos bien diferenciados, es tan previsible como ramplón, lastrado por escenas alargadas de forma indiscriminada.
Y, aun así, preguntamos: ¿Qué problema hay? Por nuestra parte ninguno.
“Black Adam” no es una película pretenciosa y sí muy honesta y clara respecto a su premisa y objetivo. No nos engañaba en los tráileres: esto iba a ser sobre “La Roca” lanzando rayos y repartiendo leña junto a varios supertipos de segunda división de DC Comics, y así ha sido. Si te gusta bien, y si no, a otra cosa. Esperar que esta propuesta sea algo distinto a un blockbuster explosivo y previsible es un ejercicio tan fútil como pedante e incómodo.
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Que sí, que “Black Adam” tiene bastantes cosas cuestionables. Pero ¿qué película o serie de superhéroes no las tiene? Superando sus taras, sigue siendo una peli de acción trepidante que no da tregua. Su ritmo es de todo menos pausado, y las dos horas y media de metraje se pasan volando, salvo por algún escollo en el camino, puesto ahí a propósito para anticipar ciertos desenlaces y destensar la trama.
Y, sí, se mete en jardines argumentales de los que no acaba de salir muy bien parada. Expresamente intenta debatir sobre la moralidad y sobre cómo la aculturación occidental pretende homogeneizar la ética de las distintas culturas, mientras te cascan un adolescente de Oriente Medio en patinete que lee cómics americanos…
Pero, volvemos a lo mismo: esto no pretende ser el “Watchmen” o “Dark Knight Returns” del cine de superhéroes, sino una macarrada con la que desconectar de la realidad durante 150 minutos.
Cuanto antes lo aceptemos, antes podremos disfrutar de ella sin complejos ni sentimientos de culpabilidad.
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El encanto de la imperfección
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Con todo, hemos de decir que la película de Collet-Serra tiene dos fortalezas indiscutibles. Una, se nota que ha habido un trabajo de investigación del material original y dos, y casi igual de importante, su intento claro de articular “Black Adam” dentro de la continuidad iniciada por “El Hombre de Acero”. Pero vamos por partes.
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El guion firmado por Adam Sztykiel (“Proyecto Rampage”, “Scooby”), Rory Haines y Sohrab Noshirvani (“The Mauritanian”, “Informer”) compensa las deficiencias inherentes de su contenido y forma con un cariño hacia los cómics de los que parte.
Es cierto que se ha blanqueado mucho al Black Adam de “La Roca” para hacerlo digerible respecto a los estándares morales del espectador medio. ¿Pero qué otra cosa se podía hacer? Proponer la visión de Johns en el origen de Shazam en el Nuevo Universo DC era un giro llamado al desastre, puesto que Black Adam no cuenta con la entidad de Lex Luthor o del Joker para ser presentado de “forma antipática” al gran público y que esté aun así lo compre.
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De ahí que se haya pretendido plantear a Black Adam como un antihéroe con paradojas y ambigüedades. Esta es una medida idónea para hacerlo cercano al gran público. Pues presentarlo como un villano monocromo (similar al de la serie infantil/juvenil “Billy Batson y el poder de Shazam”) no hubiera cuajado. Aunque, eso sí, al hacer esto se cae en una trampa similar a la de la película de “Joker” o las producciones de acción real de Disney en las que se realiza apología de sus villanos.
Pero al supuesto que nos ocupa le salva un matiz: la película no pretende exonerar por completo al personaje, sino plantear que no existe una dicotomía total entre bien y mal en ciertos supuestos. Y así nos plantea un anacronismo con patas, proveniente de una edad más sombría y difícil, y ondea la pancarta de “el mal menor o el mal necesario frente a algo mucho peor”. De ahí que veamos adaptadas (muy libremente) ideas ya propuestas en cómics y con un alto índice de acierto, en lugar de tragarnos un panfleto apologético con tintes políticos.
Sobre los cómics de los que hablamos, por cierto, nos referimos a los de la JSA de Geoff Johns (“Black Adam: El Reinado Oscuro”, para más señas) y del relato del origen moderno del personaje según Peter Tomasi (“Black Adam: La Edad Oscura”). Todo ello, material recientemente reeditado por Ecc Ediciones junto al indispensable “Auge y caída de un imperio” que recopila la etapa de “The 52” en la que este antihéroe tuvo que ostentar un rol completamente nuevo.
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Y sí, no nos engañemos, la película se ha hecho a medida de Dwayne Johnson para que sea él quien brille. Pero su sombra no tapa la de los otros personajes ni oscurece la existencia de más héroes y villanos. El propio Pierce Brosnan, sin irnos lejos, realiza un ejercicio fabuloso de su profesión, brindándonos uno de los mejores elementos de la cinta, sin desmerecer en el proceso al resto del elenco.
Esto nos lleva al segundo punto de este epígrafe: la genial elección de la producción de proponer un Universo DC diferenciado, con diversidad de colores, enfoques y estéticas, con personajes e ideas propias de un cómic al uso. Un detalle que se refleja a nivel visual con el filtro negro y dorado predominante durante la película, con estos colores siendo los dominantes a lo largo de la mayor parte de la cinta. Que, en paralelo, veamos diseños coloridos de trajes que precisamente contrastan estéticamente nos parece una opción magnífica que viene a refrendar la diversidad existente en DC.
Un concepto que atestigua igualmente la presencia de Viola Davis como Amanda Waller, Djimon Hounsou (El Mago de “Shazam”) o el cameo de ESE PERSONAJE que señala ya que Warner está dando los pasitos necesarios para evolucionar las producciones de DC. Y el Black Adam de Dwayne Johnson forma parte de un cosmos muy rico y variado, con muchas facetas, en las que se dan cabida muchos planteamientos discursivos y estéticos. Algo que últimamente parecíamos olvidar al hablar de las películas y series de DC.
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Asimismo, pensamos que el hecho de que se siga buscando su tono de humor en el cine de DC y que cada película vaya desarrollando un tipo propio de gracietas es algo sano. El humor, como el drama o la acción, es algo necesario en estas producciones que requieren un equilibrio de ingredientes. Mucho más que el rechinar constante de dientes y un eterno filtro gris con el que “hacer normativamente adultos” a señores en pijama que vuelan y lanzan rayos por los ojos o la manos.
Por tanto, concluimos diciendo que la película que nos ocupa no puede compararse discursivamente con “El Caballero Oscuro”, ni tampoco con la emotividad de “Vengadores: Endgame”. Pero tampoco es su finalidad, lo sabe y lo acepta. Y por esa conciencia de sí misma, “Black Adam” se aleja de horrores como “Catwoman” o “Motorista Fantasma 2”, por poner dos ejemplos de películas chuscas de superhéroes.
En resumen: si sumamos y restamos todos sus pros y contras, nos sale que “Black Adam” es un blockbuster digno y palomitero. No es un ejercicio intelectual de crítica o de revisión del género, sino un título más para pasar el rato, que se encuadra por encima de la media. No va a regenerar DC, como se las prometía, pero va encauzando el camino a seguir.
Los forofos de la Sociedad de la Justicia y de otros personajes menos populares de la casa pueden respirar tranquilos pues creemos que esta es una versión digna que adapta los cómics modernos. Y, por el contrario, los que no sepan ni papa de cómic la disfrutarán con su visionado sin sufrir un aneurisma con los contados guiños y referencias a otras pelis de DC. De ahí que digamos que estamos ante una obra que cumple.
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Y hasta aquí la crítica de “Black Adam” por parte de la gentecilla de Akira Cómics. Y recuerda: si quieres saber más sobre este antihéroe en los cómics y conocer el material en el que sale, no dejes de visitar nuestra web o pasarte por nuestra tienda. Nuestro personal estará encantado en ayudarte a conocer mejor a Black Adam y aotros grandes personajes de DC Comics.