Batman: Condenado – review del cómic del Caballero Maldito
Jesús Delgado
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“Batman: Condenado” es un cómic de Brian Azzarello y Lee Bermejo, dividido en 3 arcos argumentales y de carácter sobrenatural. En él, se explora un escenario en el que el Joker ha muerto… y Batman podría haberlo matado. Analizamos la obra completa en esta review.
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Uno de los cómics más polémicos del año pasado fue “Batman: Condenado”. Aunque no tanto por el cóctel de autores que reúne, ni por la temática, sino más bien por el desnudo de Bruce Wayne, que mostraba sus partes nobles a cámara durante las páginas del primer número de la mini-serie.
Dicho esto, posiblemente ya sepas a qué cómic nos estamos refiriendo, incluso antes de que te recordemos que esto viene de una obra de Brian Azzarello y Lee Bermejo, autores de los prestigiosos “Joker” y “Lex Luthor”.
Pero, ojo, este cómic merece ser analizado más allá de la controversia que generó en Yankilandia el hecho de que se mostrara la Bat-Herramienta en público –detalle, por cierto, que ha sido censurado en ediciones posteriores en Norteamérica y en el resto del mundo–.
Vamos con ello, pero antes, hagamos una breve recapitulación de su sinopsis.
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Un mundo de Batman, sin el Joker
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“Batman: Condenado” se articula, precisamente, como una suerte de secuela del “Joker” de Azzarello y Bermejo. La trama arranca horas después del enfrentamiento entre el Caballero Oscuro y el Príncipe Payaso del Crimen en el Puente de Gotham, en donde finalizó el relato de Jonny Frost. Y el escenario es el siguiente y no puede ser más crudo: Batman ha cruzado finalmente la línea.
Mientras los ATS le atienden en la ambulancia, el lector descubre que el héroe de Gotham ha hecho lo que juró que jamás haría: matar a alguien. Al parecer, Batman se cansó del Joker y lo mató, arrojando su cuerpo desde lo alto.
Esto, claro, sitúa al Cruzado de la Capa en una situación cercana a la crisis de identidad, con sus valores puestos en entredicho, por no hablar de que la policía se ve en la necesidad de hacerle no pocas preguntas. Sin embargo, la cosa no acaba ahí.
Mientras el vigilante se recupera de las heridas sufridas, su alter-ego, Bruce Wayne, es acosado por una serie de visiones de su pasado que había olvidado y en las que aparece, casualmente, la Encantadora, quien le hace promesas de poder a cambio de algo que su “yo niño” entregó sin dudar.
Con este nuevo misterio en ciernes, Batman tendrá que echar mano de John Constantine, el más inesperado y menos deseado aliado en una situación como la que le ha tocado vivir.
Durante la investigación, Batman y Constantine se codean con el submundo mágico de DC, lo que les lleva a encontrarse con personajes de la línea sobrenatural de su universo, tales como El Espectro, Etrigan, Deadman, Zatanna y La Cosa del Pantano.
De esta manera arranca el cómic. No te contamos más para no fastidiarte con destripes. Ahora, antes de que le hinques el diente, te vamos a dar unas claves sobre él.
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Innecesariamente experimental
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La solvencia de Azzarello como guionista y la de Bermejo como ilustrador ya está, a estas alturas, fuera de toda duda. Sin embargo, quizá es cierto que el autor de la historia ya ha puesto el listón demasiado alto anteriormente. De ahí que esta historia, en concreto, nos sepa, al final, a poco.
El problema principal que lastra a este cómic es su formato. Azzarello es un enamorado del BD francobelga y de la producción europea del cómic. En muchos sentidos, la influencia de este sector es patente en su estilo y su rúbrica. Sin embargo, como ya ocurriera con “Batman: Europa”, el guionista se tropieza solo, tratando de imitar a unos cánones que no son los suyos y que no se prestan a las dinámicas de la industria yankee ni a sus conceptos narrativos.
De este modo, si bien es cierto que “Batman: Condenado” se adapta en cuanto a formato al típico álbum europeo, con 48 páginas por entrega, el aprovechamiento del tiempo narrativo y el desarrollo de la trama resulta atropellado y algo confuso. Sobre todo, si se lee por entregas y respetando los lapsos de tiempo de publicación entre cada una de ellas. De seguido, esta sensación se difumina. Pero solo muy sensiblemente.
Por otro lado, tampoco encontramos un hilo conductor fresco, sorprendente o rompedor. De hecho, otro problema que arrastra es el de que el MacGuffin de la muerte del Joker acaba perdiendo peso o importancia y que su resolución es, incluso, facilona. Dicho de otra manera, Azzarello no nos acaba de sorprender, y tira por la vía de en medio para ofrecer un relato algo tibio en comparación con las expectativas que genera.
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Ahora, dicho esto, no significa que la trama sea floja o que esté mal construida. En esencia, el autor exhibe un conocimiento enfermizo de los personajes, volviendo a demostrar por qué es una de las grandes plumas de la industria actual.
Sobre todo, porque el objetivo de la historia lo cumple. Brian y Lee logran realmente que nos creamos que esto es una historia sobre un Batman sacado de su esfera de confort y que ha sido arrojado a un escenario en el que no tiene control, ni voz ni voto. Es víctima y espectador de todo cuanto ocurre.
Y esto lo hilan a las mil maravillas, ya que el guionista también nos demuestra que sabe lo suyo de la mitología de Batman, sacando provecho a numerosos elementos de sus mitos, tales como que Thomas Wayne no era tan bueno como lo pinta en su memoria Bruce o ciertos detalles retorcidos de la relación de Harley con el Joker. Por citar dos ejemplos claros. Y eso, sin mencionar la clara alusión a “La Broma Asesina” que él y su dibujante nos regalan en cierto momento.
También hemos de señalar que los personajes están muy bien escritos. Es decir, John Constantine habla y suena como debería sonar Constantine, y Batman es Batman, con sus puntos fuertes, débiles e incómodos. Lo mismo puede decirse de la recreación de la ciudad, en cuanto a atmósfera y su fusión con el mundo mágico de DC.
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En otro orden de cosas, hemos de hacer notar que, nuevamente, Lee Bermejo se convierte en uno de los valores fuertes de la obra. Su estilo hiperrealista, que raya en lo grotesco, se ajusta como un guante a la narración. No en vano, según nos consta, cada página le tomaba entre 3 y 4 días al ilustrador. Colores incluidos. Algo que no debería, por otro lado, extrañarnos, habida cuenta de los resultados.
De hecho, uno de los valores fuertes de la obra es su color. Los juegos de luces y sombras son importantísimos en tanto que crean una serie de atmósferas ideales para cada secuencia y escena. Los contrastes de cálidos y fríos dotan a la historia de ese halo sobrecogedor y sobrenatural que requiere, haciendo que, en conjunto, toda la obra sea una pasada. Visualmente hablando.
Por tanto, en conjunto, podemos concluir que, efectivamente, a “Batman: Condenado” se les ven costuras en cuanto a formato, ritmo y desarrollo. Pero que, como cómic de Batman, cumple muy bien y resulta una obra muy recomendable.
Se puede leer de forma independiente, sin ser un forofo o un loco del Universo DC; se puede disfrutar como la secuela que es de “Joker”, o, simplemente, verla como una historia más de corte paranormal, neo-noir y gótico, que tan bien le van al personaje.
Eso es todo. Si te has quedado con ganas de leer “Batman: Condenado”, te recordamos que contamos con los 3 tomos que componen la serie en Akira Comics. Si, por lo que fuera, no pudieras visitarnos, ten presente que puedes echar mano de nuestra tienda online. Aun así, te invitamos a venir siempre que puedas a nuestra tienda. Es posible que, durante tu visita, encuentres alguna lectura inesperada que capte tu atención.
Imágenes | DC Comics.