Andor: primeras impresiones de la nueva serie de Star Wars
Jesús Delgado
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“Andor” ya se ha estrenado en Disney +. Te ofrecemos nuestras primeras impresiones de la nueva serie de Star Wars protagonizada por el actor Diego Luna.
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Disney + regresa con “Andor”, su nueva propuesta en materia de series basadas en “Star Wars”. Tras los destemplados estrenos de “El Libro de Boba Fett” y la serie tie-in de “Obi-Wan Kenobi”, la plataforma VOD apuesta por uno de los protagonistas del primer spin-off de“La Guerra de las Galaxias” de la Era Disney. Es decir, “Rogue One: Una historia de Star Wars”.
De este modo, “Andor” se postula como una precuela que contará el origen del coprotagonista masculino de “Rogue One”, Cassian Andor (Diego Luna). Su relato retrocede a los años siguientes al fin de “The Clone Wars”,tomando los primeros años del agente de operaciones encubiertas como excusa para narrar la fundación de la Alianza Rebelde, movimiento destinado a derrocar al Imperio Galáctico del Emperador Palpatine.
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Tony Gilroy (“Michael Clayton”, “Nightcrawler”), persona detrás del guion de la citada “Rogue One” es el responsable de esta mastodóntica producción de Disney + y Lucasfilm que, según parece, durará la friolera de 12 episodios. Un detalle que ya nos habla de cuánta carne se ha puesto en el asador para esta producción.
Por nuestra parte, como venimos haciendo con todas las series de “Star Wars”, vamos a ofrecerte nuestra opinión, a modo de crítica, en la que recogemos las primeras impresiones de “Andor”. Eso sí, sin spoilers de ningún tipo.
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Thriller de época espacial
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Los tres primeros episodios de “Andor” vienen planteados como un arco argumental autoconclusivo, cuya estructura no tiene nada que envidiar a los de una película de suspense de corte criminal como “Carlito’s Way”, por citar un ejemplo al uso. Y gracias a ello, ya podemos aventurar que la serie de Disney + seguramente se articulará en pequeños “seriales” de varios episodios que estarán interconectados entre sí. Todos ellos, a su vez, conformarán la estructura de un relato mayor.
Y, aunque parezca un principio relativamente modesto, ya en base a estos tres primeros episodios podemos hacernos una idea de por dónde van los tiros.
Para empezar, hablemos del género, un elemento necesario para concretar en qué aguas nos movemos.
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Si algo ha demostrado la mayor parte de las producciones de “Star Wars” hasta la fecha es que estas funcionan mucho mejor cuando se basan específicamente en dos de los géneros que sustentan la “fantasía de magos y cowboys espaciales” de George Lucas: el cine bélico de II Guerra Mundial y el western.
Si bien el cine de samuráis, la tercera pata del producto, resulta efectivo a nivel de espectacularidad, sirviendo de base para las aventuras de los Jedi y los Sith, se ha demostrado que no logra a nivel discursivo la profundidad que consiguen los otros dos géneros cuando se dedican a contar historias que acontecen en el Universo Star Wars.
Conscientes de esto, “Andor” ha recurrido a esa misma premisa, que fue la que impulsó las correrías de “Mando y “Baby Yoda”, y toma terrenos que crítica y productora saben que funcionan.
Así, se nos presenta un relato de thriller y suspense ambientado en un periodo de entreguerras, con una historia que bebe directamente los filmes que narraban la lucha de las distintas resistencias contra la ocupación nazi.
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Tomando prestados los tropos propios de este tipo de cine, la trama se fundamenta en un discurso maniqueo y dicotómico que separa al oprimido y al opresor, diferenciando las características psicológicas y morales de cada uno hasta la reducción de “blanco” y “negro”. Esta reducción simple es tan efectiva que nos permite discriminar entre buenos y malos con un chasquido de dedos, facilitándonos entrar al meollo del relato y aceptar un escenario de Ci-Fi en lugar del manido escenario histórico.
Esta fórmula, aunque viene a contradecir el eslogan de la serie, que defiende el concepto de un antihéroe iniciando un movimiento heroico, tiene su sentido, por mucho que sea difícil obviar el cinismo que conlleva.
Pero, al recurrir al simple planteamiento de “buenos y malos con características acentuadas, casi caricaturescas”, repetido mil veces en todo tipo de producciones, Tony Gilroy saca oro para contar algo diferente que, a la vez, es lo mismo de siempre. Nos engancha y entretiene pues parte de un elemento emotivo para engrasar las ruedas del elemento racional.
Con este último cooperando y siendo cómplice y partícipe del engaño, el guionista Gilroy y el director Toby Haynes logran captar nuestra atención, haciendo que nos interese la historia de un buscavidas llamado a ser uno de los héroes anónimos más importantes de la resistencia contra el Imperio y el Lado Oscuro.
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De forma paralela, “Andor” se erige con un arranque idóneo para todo tipo de público que permite entrar al trapo en un relato que, en principio, no requiere conocer los recovecos de los mitos de los Jedi ni toda la genealogía Skywalker para disfrutar de una serie que promete lo suyo. De este modo, tenemos un producto orientado no solo al fan de grupo duro, sino también al perfil neófito, que puede acabar enganchado al resto de series y películas tras el visionado de este título.
Otro encanto de “Andor”, trascendiendo su fondo y planteamiento, es su reparto. Buena parte del encanto que adorna la historia es su casting de lujo encabezado por Diego Luna. Estrellas del calibre de Stellan Skarsgård, Fiona Shaw y Adria Arjona dan empaque a la serie, dotándola de una calidad actoral y de “regalos” que nos implican emocionalmente con los personajes, haciendo nuestras sus historias. Sabiendo que estos tres solo son el entremés antes de los platos fuertes, solo nos hace salivar.
Que, además, Haynes sepa hacer su trabajo y se dedique a rodar algo más que tiroteos y luchas de naves es otro punto que hace atractiva a esta serie. Fijándose en ideas ya vertidas en “The Mandalorian” o en el videojuego “Jedi Fallen Order”, la cotidianeidad está a la orden del día en “Andor”. En este sentido, la construcción de decorados y localizaciones es un gran acierto, porque podemos ver el día a día de esa galaxia que muchas veces queda difuminada por el choque de sables de luz.
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Pues, como bien muestra “Andor”, más allá de las gestas de los pistoleros y los Caballeros Jedi, hay gente normal que subsiste como puede. Esto es un valor que los responsables del producto explotan con mucha elegancia. Sobre todo porque nos recuerda que, si bien fueron “héroes” quienes ganaron las guerras en esta ficción, estos lucharon por gente corriente incapaz de defenderse sola. Una de las bases que fundamentan, por otro lado, el discurso de “el bien contra el mal” sobre el que se edifica la Saga de Star Wars.
En conjunto, por tanto, hemos salido satisfechos con una serie que apunta maneras, que parece jugar limpio y que no recurre a ninguna figura mastodóntica de los mitos creados por George Lucas, dejando las expectativas del fandom a niveles razonables. Solo esperamos que la cosa se mantenga cuanto menos, y que no acabe haciendo aguas o perdiéndose en laberintos morales o argumentales de imposible salida.
Pero no te vayas aún, no hemos acabado. Queda una última reflexión.
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¿Es la hora de nuevos mitos?
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“Andor” ejemplifica la necesidad de caras y propuestas nuevas para que el Universo de Star Wars siga adelante para nuevas generaciones y públicos. Por mucho que al fan con cierta veteranía le moleste, creemos que algo no acaba de cuajar cuando se retoman los viejos mitos de Star Wars y se tratan de adaptar a los tiempos contemporáneos.
El fracaso de “El Libro de Boba Fett” y su dependencia de la serie de “El Mandaloriano” (“The Mandalorian”)para funcionar, así como la división de críticas respecto a “Obi-Wan Kenobi” lo evidencian. Unas flaquezas que podemos también trasladar a la infravalorada película de “Han Solo” (cuyo prólogo se desarrolla en un cómic, por cierto), que recibió no pocas críticas del fandom más reaccionario por no ceñirse a lo expuesto en las novelas del extinto Universo Expandido (ahora recogidas en el sello Leyendas).
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Sin embargo, debemos entender que este fracaso cualitativo no se debe tanto a un choque entre personajes de la Era Lucas y los de la actual, representado por el cambio generacional. El conflicto va más allá de una mera cuestión de representación final contra las expectativas de los fans. Un elemento que seguimos diciendo que le hizo mucho daño al personaje de Boba Fett, que tuvo que confrontar la expectación del fandom con la visión del responsable de la serie, el cineasta Robert Rodríguez.
En general, y salvo el deshonroso ejemplo de “The Bad Batch”, Disney está tomando nota de este choque. De ahí que prefiera sacar provecho a personajes alejados de la primera hornada de las películas para desarrollar otros “menores”. Es decir, Ahsoka, los secundarios de “The Clone Wars” y “Rebels” o incluso algunos personajes sacados de las aventuras de “The Mandalorian”. Recordemos la cancelada serie que iba a protagonizar Cara Dune, sin ir más lejos.
Esta misma estrategia brinda una opción muy fresca para desarrollar el vasto universo de Star Wars trabajando con héroes y villanos secundarios de enorme potencial desperdiciado y, en paralelo, dedicarse a contar historias más allá de las directamente relacionadas con el culebrón de la prole de Darth Vader. Algo que, por lógica, iba a pasar tarde o temprano.
Esto nos hace pensar que “La Casa del Ratón” prefiere apostar por ideas nuevas o diferentes, aunque para ello tenga que recurrir a experimentar con nuevas caras. A pesar de que, como ya hemos señalado antes, los temas centrales de las historias sean los mismos de siempre. Pero, de no serlo, posiblemente la marca Star Wars perdería buena parte de su peso.
De ahí que a nosotros no nos importe mucho que se perpetúe este gatopardismo (que todo cambie para que nada lo haga). Puesto que, de alguna manera, se regenera la marca y amplían escenarios e historias nunca vistas en medios audiovisuales sin perder eso que algunos llaman “las esencias”.
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No en vano, en Akira Cómics somos unos enamorados de “La Guerra de las Galaxias” y solo deseamos que nos ofrezcan productos de más y más calidad. Por eso, esperamos que “Andor” tome el testigo con dignidad y le salve “la cara” a Disney tras los dos pseudo fracasos de 2022. Esperemos acertar y que la serie de Diego Luna se convierta en un título para los anales del fandom, reconciliándose con ellos de una vez por todas.