Akira Toriyama: el padre de Goku y Arale

Es justo decir que Akira Toriyama se encuentra en ese Olimpo de autores japoneses que han logrado quedar inmortalizados en el imaginario de los lectores de cómic occidentales. Su nombre es tan conocido como el del animador Hayao Miyazaki o como los de los mangakas Masamune Shirow, Katsuhiro Otomo, Rumiko Takahashi o Masami Kurumada.

Atendiendo a esto, y en vista de que no le hemos prestado (injustamente) la atención debida, creemos que va siendo hora hablar de este autor de manga, sin el que la infancia de muchos miembros de nuestro staff y de nuestra clientela no sería lo mismo.

En verdad, tanto “Dragon Ball” como “Dr. Slump” (sus dos obras más conocidas a nivel internacional) han sido un pedacito de juventud clave para mucha gente. Por eso mismo, vamos a dar un breve repaso a la vida y obra de Akira Toriyama, presentándoos un perfil para personas recién aterrizadas al mundillo del cómic y del manga.

Al decir Toriyama, inmediatamente lo que todo el mundo asocia es la imagen de Goku invocando su emblemática técnica, el Kame Hame Ha (Onda Vital, para los que crecimos viéndolo en Telemadrid y Canal Sur).  Pero, como ya hemos dicho anteriormente, su figura va algo más allá de su más célebre criatura.

Empecemos por el principio.

Toriyama Akira (como deberíamos decirlo correctamente) nació en Nagoya, la ciudad más grande de la región nipona de Chubu, el 5 de abril de 1955. No se han dado a conocer extensos datos sobre su infancia y sobre su familia, pero sí que se sabe que desde bien pequeño comenzó a dibujar en el colegio. Aunque como poco más que una afición, inspirado, eso sí, por los trabajos de Osamu Tezuka (“Astro-Boy”, “Adolf”, “Blackjack”, “Buda”).

Entre sus primeros hitos, se cuenta que ganó un concurso local de ilustración, con una ilustración inspirada en la versión clásica animada de “101 Dálmatas” de Walt Disney Pictures. No es de extrañar, pues el cine animado tendría una fuerte influencia en su posterior estilo artístico (en particular, los trabajos de Toyoo Ashida). Como también lo tendría el cine de artes marciales y las producciones de Hong Kong, entre las que destacan los primeros filmes de Jackie Chan.

Sin embargo, su primer encargo publicado no llegó hasta finales de los años 70. Tras ganar un concurso de talentos amateur, Akira Toriyama dejó su trabajo en una agencia de publicidad en la que trabajaba como ilustrador y pasó a trabajar para la editorial Jump. Su primer manga fue “Wonder Island” (que puedes leer en el tomo “Mankan Zenseki” nº1), el cual se publicó en la revista “Weekly Shonen Jump”.

Su particular e impactante estilo visual le convirtió en una figura en alza rápidamente, que, no mucho tiempo después, se convirtió en una superestrella de la casa. Esto, claro, se debió principalmente al lanzamiento de la clásica “Dr. Slump” (la serie de Arale), que publicó originalmente entre 1980 y 84 .

En esta serie, Akira Toriyama mezclaba elementos de comedia de situación con elementos de sátira y parodia, al tiempo que hacía alusión a elementos recurrentes en su obra: superhéroes, alienígenas, coches y motos de gran cilindrada (una de sus pasiones, por cierto), seres mitológicos y, por supuesto, cierto humor verde que no ha sabido envejecer del todo bien, pero que, en su momento, encandiló a miles de personas.

Algo que bien atestigua la serie animada de este manga, que se estrenó en Japón al año de iniciarse la publicación en papel. Aunque quienes mejor lo saben son aquellas personas que la vieron tiempo después en Cataluña y que sirvió como puerta de entrada para la llegada del más exitoso hijo de “Tori” a nuestro país.

Hacia 1982, Toriyama se casó con la también mangaka Yoshimi Kato (también conocida como Nachi Mikami, bajo cuyo seudónimo publicó algunas obras cortas, antes de retirarse debido al matrimonio), al tiempo que, debido al exceso de trabajo, se vio forzado a crear un estudio con el que podría organizar el trabajo y a sus colaboradores: Bird Studio.

Por cierto, que este nombre merece una explicación, paréntesis aparte. Tori en japonés significa pájaro (bird) y se trata de un juego de palabras, basado en la previa existencia del club de fans del artista, el Akira Toriyama Hozonkai. Es decir, la Sociedad de Preservación de Akira Toriyama, cuyas notas de prensa se publicaban bajo el título de Prensa de la Tierra de los Pájaros. Curioso, ¿verdad?

Ya bajo Bird Studio realizó diversas obras menores, además de la citada “Dr. Slump”, así como colaboraciones con empresas de modelismo y de miniaturas. Algo que no debería extrañarnos debido a la afición de Toriyama por las maquetas y las figuras a escala. Pero su más peculiar proyecto sería “Dragon Boy”, un cruce entre las aventuras de Arale y el cine de Jackie Chan, protagonizada por un niño camorrista armado con un palo… ¿te suena? A nosotros, sí.

Este trabajo, que está contenido en el primer tomo de “Mankan Zenseki”, solo sería el embrión para lo que llegó en 1984. Tras una reelaboración de la premisa de “Dragon Boy”, Toriyama nos presentó finalmente las aventuras de un niño con cola de mono, llamado Son Goku. Había nacido un mito: “Dragon Ball”.

Adaptando el clásico chino de “Viaje hacia el Oeste”, Akira Toriyama planteó “Bola de Dragón” como un relato corto que contaba cómo el niño mono ayudaba a una inventora adolescente de la ciudad a encontrar las fabulosas Bolas de Dragón, unos objetos que, reunidos, permitían la invocación de un dragón que concedía deseos.

La obra fue un éxito inmediato y el relato corto pergeñado por Toriyama creció y creció, al tiempo que desarrollaba una extensa mitología y un zoológico de personajes de todos los tipos y colores. En la obra, como ocurriera con “Dr. Slump”, pronto se vertieron los temas recurrentes de Toriyama, introduciendo más y más elementos que homenajeaban tanto al cine de artes marciales de los años 70 y al cine bélico como al género de la ciencia ficción.

De este modo, hasta 1995 Toriyama continuó publicando casi de forma ininterrumpida su manga, mientras, puntualmente, se dedicaba a algunos encargos o trabajos menores en forma de relatos cortos o proyectos experimentales. El final de las aventuras de Goku, que Toriyama trató de terminar reiteradamente a lo largo de los años, no supuso el final de las aventuras de los personajes.

Aunque el autor había colgado los lápices, el auge de la marca Dragon Ball le había superado, generando todo tipo de merchandise y los consiguientes beneficios. Debido a ello, fans de todo el mundo demandaron más y más, descontentos con el final del mundo de Goku.

La respuesta a sus plegarias vino de la mano de la serie animada “Dragon Ball GT”, en la cual Toriyama solo estuvo implicado como creativo, ofreciendo contados diseños de personajes y de título. Este anime dividió al fandom entre aquellos que lo celebraron y los que consideraron a estos dibujos animados una obra apócrifa menor.

Los siguientes 20 años, como suele decirse, Toriyama vivió en una especie de retiro. Encumbrado y coronado, se dedicó meramente a proyectos personales o encargos específicos que le llamaran la atención y, salvo alguna promoción en el exterior de Japón, vivió de forma discreta en su residencia de Kiyosu. Entre sus escuetas apariciones públicas, se cuentan la de la promoción de un coche eléctrico de CQ Motors diseñado por él mismo.

Al menos, así fue hasta 2012. Ese año se anunció el desarrollo de la película animada “Dragon Ball Z: Battle of Gods”, un filme en el que el propio Toriyama estuvo implicado en las labores de diseño de personajes y de guion. Se estrenó en 2013 y fue un éxito de taquilla, como su subsiguiente secuela, “Resurrection 'F'”, en la que resucitó el villano Freezer de entre los muertos. A esta, le siguió una tercera entrega en 2018, “Dragon Ball Super: Broly”.

En medio de esta segunda edad de oro, Akira Toriyama se permitió publicar una nueva miniserie con motivo del 45 aniversario de la “Weekly Shonen Jump”, revista en la que se hizo famoso: “Jaco: The Galactic Patrolman”, un homenaje auto paródico a su propia obra. Sin embargo, este no fue precisamente su hito más importante.

Lo fue el anuncio de la colaboración mano a mano con el mangaka Toyotaro. Tras el furor causado por la película de 2013, ambos mangakas anunciaron el regreso de Goku y sus amigos en la serie “Dragon Ball: Super”, en la que Toriyama aportó ideas narrativas, mientras su “heredero” ilustró y guionizó. Y, de acuerdo con las ventas, no fue mal plan, ya que se convirtió en una de las series manga más populares de la pasada década.

No queremos despedirnos, eso sí, sin hablaros de otra faceta de Toriyama que nos parece muy interesante: la de diseñador de personajes de videojuegos. Aunque en España no sea muy conocido por ello, en Japón ha sido uno de los grandes reclamos de la industria del videojuego. Sobre todo, en lo tocante a los RPG.

Entre sus diseños más conocidos, se cuentan los trabajos de los años 80, diseñando personajes para casi todos los títulos de la franquicia “Dragon Quest” hasta la fecha (y van casi una decena, más sus spin-offs).

Pero en Occidente se le recuerda sobre todo por haber estado detrás del diseño del clásico de culto de SNES “Chrono Trigger”, aportando fabulosos diseños de personajes y localizaciones. Posiblemente, este título de viajes en el tiempo no hubiera sido lo mismo sin sus lápices. Como tampoco lo hubiera sido el RPG de XBox 360 “Blue Dragon”, un título más de nicho, pero no menos memorable por ello.

En Akira Cómics compartimos con Akira Toriyama algo más que el nombre, y por eso su obra se encuentra en nuestras estanterías. Si quieres ir más allá de Namek y de las aventuras de Goku, no dudes en visitarnos. Seguro que te podemos orientar a descubrir la faceta de Toriyama que todavía no has descubierto.